Los jugadores y equipo técnico del Mallorca celebrando la victoria ante el Rayo. | M.A.BORRÀS

TW
0

Al calendario de la Liga solo le queda una hoja por arrancar. Una última jornada para encuadernar la temporada y rematar una clasificación que como suele ser habitual llega a estas fechas en llamas. Con la mayoría de asuntos resueltos, los focos se centran, sobre todo, en la parte baja. Allí hay tres equipos que continúan batallando por escapar de las brasas y esquivar esa última plaza de descenso que resta por asignar. En plena cuenta atrás, la jornada del pasado fin de semana lo ha modificado todo. Y a falta la tirada definitiva, la ruleta de la salvación se ha puesto del lado del Mallorca. Con los números en la mano, el equipo de Aguirre descendería en nueve de las 27 combinaciones de resultados posibles. Un paisaje más árido que el que contempla el Granada, que solo bajaría en tres de ellas, pero mucho más agradable que el que tiene ante sus ojos el Cádiz de Sergio González, que se iría al pozo en las quince restantes.

El gol de Abdón Prats al Rayo Vallecano tiene un valor incalculable para el Mallorca, que recuperó justo a tiempo en control de la situación y evitó el peor de los escenarios. El asfixiante triunfo sobre los madrileños (2-1) revalorizó durante los postres las acciones de los bermellones, que durante casi todo el segundo tiempo estuvieron expuestos a recibir el golpe de gracia, ya que el empate que iluminaba el marcador hasta el minuto 92, unido a un triunfo del Cádiz, se lo hubiera llevado por el desagüe.

El Mallorca, que en cuatro días ha recortado una distancia de tres puntos a los del Nuevo Mirandilla, flota por encima de la línea que marca la caída al abismo gracias al golaverage directo, un factor absolutamente determinante en esta carrera por la supervivencia. Una bala extra que le permite asegurar su continuidad en Primera solo con igualar en El Sadar lo que hagan los amarillos en Mendizorroza. El Granada, que tras complicarse la vida en el Villamarín recibirá en su estadio a un Espanyol que ya piensa en la próxima temporada, estará atento a lo que hagan sus vecinos en la tabla. Los de Aitor Karanka son los únicos del trío que actúan en casa y lo tienen todo de cara para seguir agarrados a la cornisa superior del fútbol español, aunque todavía queda alguna pequeña grieta por la que podrían hundirse.

Partiendo de la base de que en un triple empate el gran perjudicado sería el Cádiz –es el equipo que menos puntos ha sumado en los duelos directos entre los tres afectados–, las combinaciones son relativamente sencillas. En el caso del Mallorca, el camino más corto hacia la permanencia es la victoria. Ganando en El Sadar ya no importa mirar ni a Los Cármenes ni a Mendizorroza; el equipo estará a salvo. El problema es que, para hacerlo, el equipo balear necesita reencontrarse consigo mismo antes de imponerse al cuadro navarro. Desde principios de diciembre hasta ahora el equipo ha protagonizado diez salidas y solo ha sumado un punto, el de la semana pasada en el Pizjuán. Es el tercer equipo de la Liga que menos puntúa cuando sale de su hogar –en esa lista solo supera a Espanyol y Alavés– y ahora está forzado a hacerlo en un campo, el de Osasuna, donde solo ha ganado una vez en Primera División. El pozo se abrirá para el Mallorca si cae en Pamplona y el Cádiz suma en Vitoria o si no gana a un Osasuna libre de cargas y los amarillos sí lo hacen en el campo de un Alavés que cierra una clasificación sin abrochar.

El apunte

Un viaje difícil por el horario final del partido

El cambio de horario impuesto por la Liga (finalmente el Osasuna-Mallorca se jugará a las 20:00 horas) está complicando la organización del viaje a Pamplona por parte de la afición. El Moviment Mallorquinista inició este lunes gestiones con el club para tratar de avanzar en la organización del transporte de los seguidores. En principio podrían ser hasta cuatro los aviones que se fleten. Contratar aeronaves y sobre todo organizar el regreso a la Isla es la gran dificultad con la que están bregando tanto el club como los organizadores. Es un desplazamiento que tiene un enorme atractivo para la afición bermellona, deseosa de compartir con el equipo el partido definitivo de la salvación. Tras el choque contra el Rayo Vallecano y la emotividad por el gol de Abdón, los aficionados se han entusiasmado con vistas a la última jornada y desean vivirla en las gradas de El Sadar. El Mallorca depende de él mismo para mantener la categoría, algo que parecía impensable cuando el Granada goleó al equipo en Son Moix.