Imagen de Manolo Reina, que recuperó la titularidad en el Sánchez Pizjuán la pasada jornada de Liga. | Jose Luis Contreras

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Luis García Plaza anunció en reiteradas ocasiones durante su etapa como entrenador del Mallorca que se sufriría mucho esta temporada y que además el padecimiento llegaría hasta bien entrado el final. No se equivocó. La crisis de resultados se le llevó a él por delante, pero la situación apenas ha variado y el conjunto rojillo llega ahogado a las dos últimas jornadas de esta Liga. Este domingo se disputará una primera ‘final four’ con dos partidos marcados en rojo, el que disputará el once de Aguirre frente al Rayo y el que jugará el Cádiz contra el Madrid. Los números ya se han hecho, las combinaciones se saben sobradamente y lo que importa hoy es ganar. Está en disposición de hacerlo el grupo bermellón porque sobre el terreno de juego es el único que se juega algo. El Rayo viene ya con los deberes hechos a pasar la tarde. Esperemos. Tras el ridículo ante el Granada el once rojillo recompuso su figura en el Sánchez Pizjuán frente al Sevilla arrancando un empate que le permite seguir con pulso y enchufado a la lucha por evitar el descenso.

Si esto fuera una carrera, el Cádiz va por delante varios metros. Le sigue el Mallorca, que asoma cerca, pero tiene que acelerar al máximo y esperar una pájara del corredor amarillo. Tras lo sucedido en Nevión hay confianza en la resurrección del grupo de Aguirre, pero genera más dudas saber qué puede hacer el Real Madrid ‘B’ en el Nuevo Mirandilla. Es cierto que ante el Levante ganó y goleó, pero el Cádiz sabe que requiere del triunfo para seguir con oxígeno. No es la mejor tarde para dejar de fumar, si es que tiene decidido abandonar este vicio. Hoy el conjunto de Javier Aguirre puede mantenerse más vivo que nunca en la lucha por la permanencia, pero no puede asegurarla matemáticamente. Sí puede descender si pierde o empata y gana el Cádiz, un escenario terrible que ningún mallorquinista quiere contemplar. En Sevilla el gran héroe tuvo un nombre propio: Manolo Reina. El mexicano le devolvió la titularidad tras la media docena de goles que encajó Sergio Rico ante el Granada. El equipo lo agradeció y la portería recuperó sobriedad, carácter y seguridad. Su intervención ya en tiempo de descuento resultó fundamental y este domingo como es lógico se mantendrá en su puesto en el reencuentro con los aficionados.

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Ambición

A partir de ahí resta por saber cómo construirá el equipo Aguirre. Si bien en Sevilla la prudencia se impuso, ahora resta por ver si apostará por el dibujo ante el Granada o mantendrá su principal filosofía con Maffeo, Valjent, Raíllo, Oliván y Jaume Costa. Esto permitiría libertad a los laterales y aumentar el juego de bandas. Dani, Battaglia, Baba Abdón y Muriqi puede ser también un buen plan para la zona más ofensiva del terreno de juego. Veremos a ver qué decide el técnico. El kosovar tuvo también un papel muy destacado en Sevilla y rozó el gol en una acción de saque de banda de Oliván. Además, ofreció un recital de cómo inquietar al la zaga rival y salir por velocidad. En el partido de hoy tendrá un papel seguramente fundamental. Como también puede tenerlo Abdón Prats. Al delantero de Artà le van este tipo de encuentros donde las pulsaciones se disparan y los partidos son a cara o cruz. Su papel bien de inicio o desde el banquillo seguramente ayudará a impulsar a un Mallorca muy necesitado.

El Rayo viene con la permanencia atada y con dos partidos de cara la galería. Seguramente no regalarán el partido, pero nada tendrá que ver su actitud con la intensidad y emoción que tendrá que exhibir el Mallorca. Eso a nadie se le escapa. También hay plena seguridad en que el equipo no repetirá la actitud de hace una semana. Hay que ganar, escuchar la radio y esperar una carambola mágica para los intereses del equipo rojillo. Recordar hoy cómo se ha llegado aquí no importa. Solo cuenta ganar y esperar. No es un domingo cualquiera. Es una jornada de rayos y truenos.