El entrenador del Real Mallorca, Javier Aguirre.

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Javier Aguirre, como sus futbolistas, se niega a bajar los brazos. «Por supuesto que confío en la permanencia. Creí, creo y seguiré creyendo», asegura el entrenador mexicano del Mallorca a poco más de un día para que su equipo se someta, frente al Rayo Vallecano (Domingo, Son Moix, 19.30 horas), a la prueba de supervivencia más salvaje que le ha planteado hasta ahora la Liga. A otro partido al límite en el que los suyos podrían sacar la cabeza y, a la vez, agotar todas sus opciones matemáticas para seguir en Primera División. «Es responsabilidad nuestra llegar con necesidades y con el agua al cuello. No hemos sido capaces de salir de ahí, pero estamos vivos. Por eso mismo, lo que depende de nosotros debemos hacerlo bien», insiste el Vasco, que en esta penúltima jornada del campeonato va a disponer de casi todos sus futbolistas, entre ellos el 'indultado' Fer Niño, para cerrar la temporada en Son Moix y llegar con vida a la última jornada en El Sadar.

Aguirre no quiere distracciones en este domigo. La jornada de transistores se limitará a la grada, ya que el mexicano no quiere a nadie despistado pensando en lo que ocurre en otros campos. Especialmente en el Nuevo Mirandilla, donde el Cádiz recibirá a un Real Madrid con jugadores poco habituales. «Me pasó con el Leganés. Todos tenemos plantillas amplias y cada uno prepara sus partidos como sea. No puedo ni hablar mal ni pensar mal de nadie», apuntaba en esa dirección. «Sé que se van a jugar intensamente».

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El entrenador del Mallorca ya recurre abiertamente a la palabra «final» y le recuerda al vestuario que habrá que estar «mentalmente a tope» frente a una afición que el pasado fin de semana encajó un revés del que todavía se recupera. «Después del último partido en casa somos conscientes de que le debemos eso a la aficion, otra imagen».

El partido del Mallorca llegará condicionado por lo físico y lo anímico. A Aguirre le preocupa más lo segundo. «Físicamente está todos bien, llegamos fuertes. Eso no será un pretexto», asegura. «Otro tema es lo mental, la presión. Contra el Granada nos pudo. Fue una tarde terriblemente dolorosa y nos pasamos varias noches sin dormir. Pero lo de Sevilla nos dio vida, volvimos a creer. Ahora se ve otra cosa. El animómetro está bien». Aun así, recuerda una y otra vez que apela al «equilibrio emocional» de su equipo y recuerda lo que ocurrió en el último encuentro en casa. «El 1-2 contra el Granada lo rompió todo y ya fue un querer y no poder».

Javier Aguirre tiene a todos sus futbolistas a punto salvo a los lesionados Amath, Sedlar, Domink y Galarreta, y volverá a contar con Fer Niño después de dejarlo al margen del partido del Pizjuán por una supuesta salida nocturna tras el encuentro frente al Granada. «El chico se disculpó y está con unas ganas locas de jugar y de marcar», indica el técnico, que no pierde un segundo de su tiempo en preocuparse por los apercibidos de sanción que hay en la plantilla: «Me preocupa cero. Tengo a 24 jugadores y si no puede jugar uno ya jugará otro. El que juegue pensando en Pamplona igual no va a Pamplona. El Rayo tiene una buena base y juega muy bien al fútbol. Si no estamos bien puestos vamos a sufrir, porque es un equipo que te quita la pelota y la trata bien. Te puede hacer un roto».