Hijo de vizcaínos y amante de la cocina de su país, Aguirre es un gran seguidor de los Athletics de Oakland | Pere Bota

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Con el paso de los años, Javier Aguirre se ha convertido en un clásico de la Liga. De ascendencia vasca, el hoy técnico del Mallorca vivió su primera experiencia en España como futbolista de Osasuna después de participar en el Mundial de su país (1986) y fue en el conjunto navarro donde inició una carrera por los banquillos de Primera División, un campeonato en el que suma casi cuatrocientos encuentros y en el que también ha entrenado a Atlético de Madrid, Espanyol, Zaragoza y Leganés. Además, ha dirigido a varios equipos su país y ha sido seleccionador de México, Japón y Egipto, donde tomó el relevo de Héctor Cúper. Fuera del campo, asegura que sabe más de beisbol que de fútbol y se declara admirador de los Oakland Athletics, una de las franquicias más reconocibles de las Grandes Ligas estadounidenses (MLB) que ha ganado en nueve ocasiones las Series Mundiales. Amante de la cocina de su país y del buen whisky, su otra gran pasión es la familia. Su mujer, Silvia, que ya le acompaña en esta nueva aventura en Mallorca, sus tres hijos —Ander, Mikel e Iñaki— y su pequeña nieta, ocupan el corazón de un entrenador diferente, tanto en el campo como en la sala de prensa.

¿Una comida?
—Me gusta la comida mexicana. El mole poblano.

¿Una bebida?
—Iba a mentir diciendo que el tequila, pero mejor el whisky.

¿Una serie?
Shameless.

¿Una película?
—‘Alguien voló sobre el nido del cuco’. En México era ‘Atrapado sin salida’. Con Jack Nicholson. Muy buena película, aunque tiene muchos años.

¿Un libro?
—Últimamente leo mucho de geopolítica, pero antes leía mucha novela hispanoamericana. García Márquez, Octavio Paz, toda esa gente que nos marcó a los jóvenes latinos.

Sus padres eran vizcaínos. ¿Cómo llegaron a México?
—Tras la Guerra Civil decidieron casarse e irse hacia allí. Tenían familia en Argentina y Estados Unidos pero eligieron México porque allí estaba una hermana de mi padre. Llegaron en 1950. Mi madre era de Gernika y mi padre de Ispaster.

¿Tiene hijos?
—Tres varones con sus parejas. Y en enero nació mi primera nieta. Dos viven en Ciudad de México y el otro en Madrid.

¿Tiene alguna manía?
—Cero manías.

¿Y vicios?
—Todos (risas). Ya no fumo, pero lo hice en la universidad, cuando llevaba el pelo largo y todo eso. Lo dejé porque era incompatible con lo que demandaba mi físico para ser futbolista.

¿Un hobby?
—Tengo dos hernias discales y el médico me recomendó dejar de correr, dejar de hacer bicicleta y meterme al agua, pero aquí en Mallorca aún no he nadado. Me gusta mucho ver tenis y ver a Nadal. Le conozco desde hace años. A él y a su familia. Mi mujer y yo le admiramos muchísimo.

¿A qué personaje histórico le habría gustado conocer?
—Estuve en la inauguración del Mundial de 2010 y en el mismo estadio estaba Nelson Mandela. Me hubiera gustado saludarle.

¿Un equipo?
—Los Oakland Athletics de beisbol, mi deporte favorito. Me encanta. Más que el fútbol, incluso. Y entiendo más. En mi país gusta mucho, igual que el fútbol americano o el baloncesto. Estamos al lado de los americanos para lo bueno y para lo malo.

¿Un consejo que tenga siempre presente?
—Un míster que tuve me dijo que todos los días le dijera a mis padres que les quiero. Es difícil y cuesta, pero lo he logrado. Intento ser cariñoso con mis familiares.

¿Quién fue su ídolo?
—Nunca tuve, pero jugué contra Maradona, Platini, Zico, Beckenbauer, Müller, Teófilo Cubillas, George Best… El que más me impresionó en el terreno de juego fue Johan Cruyff, sin duda. Contra Maradona jugué cuatro veces y era un diablo, pero el Flaco era un fuera de serie. A Pelé nunca me tocó enfrentarme.

¿Admira a algún entrenador?
—Tuve como técnico a Rinus Michels o a César Luis Menotti, fíjate qué nivel. Aprendes de todos. Guardiola, Mourinho o el Cholo, que me encantan, Klopp, Emery, Marcelo Bielsa… Es gente espectacular y de todos pillas algo. Estoy abierto, sé escuchar y me gustar ver sus ruedas de prensa.

¿Un deseo?
—Me lo pusieron a huevo: que se quede el Mallorca en Primera, por supuesto.