Dani Rodríguez, junto a un aficionado del Mallorca, ayer, en la ciudad deportiva. | E.Q. / R.M.

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La afición del Mallorca confía en la permanencia. A falta de cinco jornadas para que se apaguen los focos de la Liga, los seguidores bermellones celebran que el equipo de Javier Aguirre haya salido otra vez del charco y creen que acabará redactando un final feliz. Así se lo demostraron este sábado aprovechando que las puertas de su cuartel general, en la ciudad deportiva de Son Bibiloni, volvían a abrirse gracias al parón competitivo de este fin de semanas. Pese al mal tiempo y la lluvia, decenas de aficionados se acercaron a las instalaciones de la carretera de Sóller para ver entrenar a la plantilla y acercarse después a conocer a sus ídolos o a fotografiarse con ellos.

La meteorología estropeó en parte lo que iba ser una jornada especial. La afición del Mallorca, que habitualmente no puede tener acceso a las sesiones de trabajo del equipo, esperaba reeditar algo parecido a lo que se vivió en Son Moix durante las últimas fiestas navideñas, cuando las gradas de la tribuna principal del estadio se llenaron de familias para vivir una mañana de fiesta con la excusa del fútbol. El Moviment Mallorquinista, que antes del partido contra el Elche ya intentó que el equipo notara su apoyo mientras entrenaba —finalmente no se pudo acceder a la sesión— había convocado a la hinchada rojinegra a través de las redes sociales, aunque el mal tiempo provocó que la afluencia se redujera. Aun así, los que acudieron se lo pasaron en grande y disfrutaron del equipo desde una perspectiva que desde que estalló la pandemia parecía olvidada, para presenciar luego un partidillo entre los miembros del plantel que se jugó sobre la alfombra del campo Tomeu Serra.

Descanso

El Mallorca, que no volverá a jugar hasta el domingo que viene, cerró la semana de entrenamientos —no volverá a ejercitarse hasta el martes por la tarde— con un sonrisa en la cara gracias a su nueva situación en la tabla. La victoria contra el Alavés del pasado martes (2-1), unida al empate del Granada en el Metropolitano (0-0) y a la derrota del Cádiz en el Nuevo Mirandilla frente al Athletic (2-3), han permitido a los baleares sacar los dos pies de la zona roja e instalarse dos puntos por encima del corte del descenso a Segunda División.

El mallorquinismo, que en ningún momento de la temporada le ha soltado la mano al equipo, ya respondió a la llamada de auxilio del club en el encuentro contra el Alavés —acudieron más de 15.000 espectadores pese al día y el horario— y volverá a hacerlo la jornada que viene como visitante en las gradas del Camp Nou, donde se espera que haya una representación bermellona notable. Dos años y medio después de la última visita al campo del Barça, la afición tiene otra vez la posibilidad de animar a su equipo en uno de los templos de la Liga y dispone de varias alternativas para hacerlo a precios asequibles. El Moviment Mallorquinista ha organizado un desplazamiento en barco con salida el mismo día del partido y la Unió de Penyes Mallorquinistes ofrece la posibilidad de viajar en un vuelo chárter con regreso a Palma después del encuentro.