imagen del entrenador del Real Mallorca, Javier Aguirre. | Miquel Àngel Llabrés

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La victoria del Real Mallorca contra el Deportivo Alavés ha aumentado el porcentaje de salvación del conjunto bermellón. El riesgo de descenso existe y es grande, pero los tres puntos sumados frente al equipo de Vitoria ha dejado un escenario muy favorable para los de Javier Aguirre. En casa restan dos partidos, dos finales, dos batallas para mantenerse vivo: Granada y Rayo. Si el once bermellón saca los seis puntos en juego se situará con 38, una puntuación que tal y como están las cosas en la clasificación pueden ser suficientes para mantenerse.

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Es cierto que es ajustar demasiado y sería bueno conseguir algún punto más fuera para tener calma absoluta, pero las salidas, al menos las dos próximas, se presentan muy complicadas ante el Barcelona y el Sevilla. Pero la baza de Son Moix es fundamental además de la gran cantidad de partidos entre rivales directos que restan por finalizar la temporada. Interesa, por ejemplo, que el Deportivo Alavés pueda tener opciones de sumar puntos de aquí al final ya que en su camino hacia la salvación tiene que enfrentarse con Levante y Cádiz en las dos últimas jornadas de la temporada.

Por su parte el Granada solo tiene al Real Mallorca como rival directo de aquí a final, mientras que el Cádiz se medirá al once vitoriano. Los mallorquinistas saben además que los partidos en casa tienen esa magia especial con la que dota la afición al estadio de Son Moix. Ante el Alavés los seguidores vieron a un equipo comprometido y que lo dio todo y si bien al final hubo sufrimiento, la fiesta fue completa con la victoria. Ahora toca repetir en las dos últimas jornadas el mismo ambiente. El calor de la grada es fundamental.