Imagen de los jugadores del Mallorca abrazados antes de un partido esta temporada. | CARLOS GIL-ROIG

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El Real Mallorca afronta este sábado ante el Elche (14:00 horas, Movistar TV, Estadio Martínez Valero) un nuevo encuentro a cara o cruz. Lleva tiempo el conjunto rojillo de final en final mejorando incluso el partido a partido de Simeone. Los de Javier Aguirre llegan con la moral alta tras el triunfo precisamente ante el Atlético y con la necesidad de puntuar para mantener ese estado de ánimo que se alcanzó justo cuando se llegó al final del choque frente al equipo rojiblanco.

Para el Elche también es un partido con esa pinta de final que asoman cuando se atisba el término de la temporada. Su lugar en la clasificación indica que un triunfo les situaría con 35 puntos, un botín considerable y que les acercaría a la permanencia. El Mallorca, por su parte, se situaría con 32 en caso de victoria en lo que sería un paso de gigante viniendo de donde viene. Es por lo tanto un partido de más de tres puntos para el que consiga el triunfo, mientras que el derrotado dará sin duda un nuevo paso atrás. El empate es bueno para ambos, pero como siempre eso dependerá ya de cómo finalice la jornada y del resto de marcadores.

Deportivamente el equipo rojillo llega al encuentro con todos los efectivos disponibles salvo los lesionados de larga duración, Greif, Galarreta y Sedlar. Quiere esto decir que el técnico podrá elegir para confeccionar tanto la zona ancha como también el centro de la defensa. No es fácil como reconoció el propio entrenador porque hay futbolistas que en estos momentos están en un buen estado, es el caso de Baba y Antonio Sánchez. Salva Sevilla se ha recuperado, aunque tal vez el partido invite a tener que echar mano de él en el segundo tiempo. Detrás la tripleta de centrales puede ser la formada por Valjent, Raíllo y Oliván o Ruso, que podría volver tras jugar un partido de sanción. Las dudas de Kubo o Kang In Lee son de las pocas que resta por dilucidar en la previa de un encuentro donde la recompensa de ganar es enorme.

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Cuando Javier Aguirre tomó las riendas del equipo se vio a un Mallorca competitivo en Getafe, pero excesivamente poco atrevido a la hora de ir a por el partido. Ante el Atlético se dio un paso a delante y ahora, en choques como el de hoy, el entrenador trata de buscar ese equilibrio entre arropar bien a Sergio Rico, pero sin desmerecer alguna que otra llegada a la meta rival.

Equilibrio

Es la manta del fútbol, que no siempre es lo larga que uno quiere y precisa y solo te llega a la cabeza si enseñas mucho los pies. El mexicano está en busca de este equilibrio que como dijo ayer es mucho más complicado de alcanzar cuando el equipo está merodeando la zona de descenso. Si estuviera octavo con 39 puntos sí hay más opciones de tocar, jugar, improvisar y arriesgar, pero en la situación en la que vive el Mallorca en estos instantes, todo riesgo es doble, el atrevimiento es a cuenta gotas y la necesidad de no perder supera a cualquier otra.

Sin embargo, el equipo ha experimentado estas últimas dos semanas un cambio para bien. Con Jaume Costa y Maffeo el Mallorca tiene capacidad para inclinar el campo a su favor porque son dos jugadores valientes y que arriesgan más allá de la situación de tensión que se vive el equipo.

Eso ofrece posibilidades de que se genere fútbol por las bandas y a partir de ahí Muriqi toma un protagonismo especial con su capacidad de rematar casi cualquier cosa que le llegue cerca de su cabeza. El buen momento de Antonio Sánchez, que equilibra muy bien la zona ancha es otro factor positivo. Resta la duda de saber si Take será o no de la partida. Su calidad está fuera de toda duda, pero el partido exige tanto de generar como sobre todo de contener y el japonés no tiene esta última virtud tan acentuada como la primera. Será la primera de las dos finales que en apenas tres días jugará el Mallorca, ya que el martes visita Son Moix el Deportivo Alavés. La temprada está en juego.