Imagen de Aguirre en rueda de prensa. | M. À. Cañellas

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El efecto Aguirre empieza a reflejarse en la clasificación. Asistido por el nuevo entrenador, el Mallorca ha tardado solo dos jornadas en sacar la cabeza del pozo, en rearmarse anímicamente y en sepultar casi dos meses de oscuridad absoluta. Con un discurso transparente y cercano y una receta tan simple como directa —«mi esquema es ganar como sea»—, el Vasco ha renovado el aire del vestuario sacando un montón de piedras de la mochila de los futbolistas. Sin perder la sonrisa y sin la necesidad de imponer cambios traumáticos. Con casi todo por hacer —faltan siete jornadas y el colchón que protege al equipo bermellón es de un solo punto más el golaverage— la dulce revolución del mexicano empieza a triunfar.

Prioridades: Hormigón para ir creciendo

Cuando recogió el hilo que había soltado Luis García Plaza Javier Aguirre tenía muy claro cuál debía ser su punto de partida. En las últimas semanas del madrileño los dígitos se habían descontrolado de forma muy peligrosa y el Mallorca había perdido el sentido en las dos áreas. Recurriendo a un símil que el propio técnico ha utilizado, se trataba de sacar agua del barco al que acaba de subirse en alta mar. Cubrió con cemento las grietas que estaban la vista y abrigó bien a Sergio Rico. Había que limitar el tráfico en las zonas de conflicto y anestesiar los partidos antes de que se desbocaran. Desde el cambio de ciclo y en los 180 minutos que se han disputado con el mexicano marcando el paso desde la banda, solo se han visto dos goles y el primero de ellos —el de Borja Mayoral en el Coliseum de Getafe— ni siquiera figuraba en la trama prevista.

Pócima: Relación con los futbolistas

«Hago charlas individuales, hago bromas, puteo cuando hay que putear a alguien, regaño y al que me toca las narices se lo digo», explicaba Javier Aguirre en la sala de espera del partido contra el Atlético de Madrid, el de su presentación frente al auditorio de Son Moix. «Básicamente —seguía relatando el entrenador— se trata de sentir al jugador. Hay gente a la que no hace falta que le digas nada. Solo con tocarle en el hombro, ya sabes que va para adelante. Los estoy conociendo y he hablado tête à tête con doce o quince», añadía sobre la relación con la plantilla. «Creo que estamos todos en buena sintonía. Es así como te vas conociendo, aunque lo importante es la hierba, el campo. Lo otro está bien, pero si entra la pelota será mejor», resumía. Palabra de especialista.

Portería: Confianza para Sergio Rico

El relevo en el banquillo reabrió el viejo debate en torno a la portería. Con la llegada de Aguirre todo el mundo empezaba de cero y a Reina, relegado a la suplencia desde principios de enero, se le abría un nuevo escenario. Sin embargo, Javier Aguirre no ha movido nada en ese sentido. Apostó por la continuidad de Sergio Rico, que no parecía cómodo del todo, y tras los últimos dos partidos parece haber subido de nivel. En Getafe firmó su intervención más brillante parándole un penalti a Enes Ünal y el remate posterior a Mathias Olivera. Y contra el Atlético de Madrid mantuvo por primera vez la portería a cero. De todas formas, Aguirre ya ha dejado una pista de cara a la temporada que viene: uno de los que más le han llamado la atención en Son Bibiloni es el ibicenco Leo Román.

Defensa: Máxima seguridad

Donde más ha metido el bisturí Javier Aguirre es en la defensa. Ha sumado un hombre más a la parcela central y a cada uno de los lados ha desplegado dos alfombras para los carrileros. Ha tenido que cambiar mucho de cromos por exigencias del guion pero ha encontrado réditos a corto plazo. Con ese reciclaje también han ganado algunos futbolistas. Brian Oliván, por ejemplo, ha cuajado dos buenos partidos desde el eje, Valjent y Raíllo brillaron contra el Atlético de Madrid, y Pablo Maffeo, en la línea de toda la temporada, ha seguido aportando en ataque. Si no pasa nada durante la semana, contra el Elche debería tener a todos sus hombres a punto y múltiples alternativas.

Creación y ataque: Cambios y más posibilidades

Aguirre también ha variado el aspecto del Mallorca de cintura para arriba instalando una suerte de trivote con dos futbolistas en las posiciones más avanzadas. En su primera prueba apostó por Muriqi y Fer Niño y frente al Atlético mantuvo al kosovar como referencia con Kang In Lee —que reemplazó en el último momento a Take— a la espalda. Al igual que en otras zonas del campo, la acumulación de bajas ha condicionado sus planes.