Luis García Plaza, despidiéndose, entre lágrimas, de la afición. | Jaume Morey

TW
18

Luis García Plaza ya ha cerrado del todo la puerta del vestuario del Mallorca. Entre lágrimas, con la voz entrecortada y muchas dificultades para articular su discurso de agradecimiento, el técnico se madrileño se despedía del club y su entorno con una emocionante rueda de prensa en Son Moix, la que ha sido su casa durante los últimos diecinueve meses. En una sala de prensa mucho más poblada de lo habitual, con su staff técnico de confianza (Pedro Rostoll, Félix Vicente y Raúl Gallego), auxiliares, una pequeña parte de la plantilla dándole abrigo y un centenar de aficionados esperando a las puertas del estadio, el madrileño, destituido horas antes por la dinámica de malos resultados que ha puesto boca abajo al equipo, despachó casi dos temporadas de fútbol y momentos intensos que acaban de repente, antes de lo esperado. «He sido muy feliz. Me he sentido muy querido por todos», zanjaba.

Vestido con vaqueros, camisa celeste y americana azul marino, LGP llegaba puntual a su última cita en las entrañas del hogar del Mallorca. Con Alfonso Díaz, CEOde Negocio del club, sentado a su derecha, y con el director de Fútbol, Pablo Ortells, a la izquierda, el técnico descorchaba su turno de palabra agradeciendo uno por uno a los trabajadores y empleados del club con los que ha convivido y en especial a sus futbolistas, de los que se había despedido por la mañana, antes de un extraño entrenamiento que habían dirigido en Son Bibiloni Xim López y Miguel Artigues. Seis miembros de la plantilla —Manolo Reina,Salva Sevilla, Antonio Raíllo, Abdón Prats, Brian Oliván y Jaume Costa— quisieron acompañarle en un momento tan especial. «No nos llevamos tan mal como decían», bromeaba sin perderlos de vista. «Gracias por creer en mí, por vuestro esfuerzo y dedicación. Hemos conseguido cosas muy buenas, como un ascenso con un puntuación histórica, y estáis a un empate del gran objetivo. Os agradezco todo. He sido muy feliz entrenando con vosotros y entrenando en el club. Duele, pero es la vida y hay que seguir».

El ya ex preparador del Mallorca incidió en varias ocasiones en que se veía «con fuerzas para sacar la situación adelante» y está convencido de que su relevo —en plena rueda de prensa bromeó con Pablo Ortells acerca de si sería Javier Aguirre— alcanzará la permanencia sin problemas. «Hay un gran grupo y el que venga lo notará», destacaba. De hecho, Luis García Plaza se ofrecía a ayudar «en lo que sea» al próximo entrenador del equipo, que tendrá que apartarlo del fuego en las nueve jornadas que faltan para el cierre. «Iba con ganas a entrenar, tenía fuerzas. Cada día el equipo daba el máximo y creo que conmigo o con el que venga lo van a sacar, porque están a solo un punto del objetivo y es un grupo de gente honrada. Le deseo lo mejor al que venga y le brindo toda mi ayuda».

Noticias relacionadas

La parte más amarga de la despedida de Luis García se basaba en las horas previas al anuncio de una destitución de la que fue el último en enterarse. «Ayer fue un día duro, difícil, complicado», admitía sobre las horas en las que se había cocinado su despido. «Sentía que perdía algo más que un puesto de trabajo. Me voy de un sitio donde he sido muy feliz, donde he trabajado muy a gusto y donde hemos ido cumpliendo los objetivos que nos marcábamos. Me veía capacitado para sacar la situación adelante». En ese aspecto, también dejaba entrever que si le había dolido algo era haberse enterado tan tarde de su situación. «Me enteré por la tarde a través de los medios de comunicación, porque el club no me había dicho nada», reconocía. «Durante todo el día aparecían noticias, todo el mundo me llamaba y fueron momentos muy duros por la incertidumbre, lo tengo que reconocer, porque oficialmente no supe nada hasta las 17.30 horas», desvelaba. «Pero no tengo que entender mi destitución, solo aceptarla».

Futuro

Levantando la vista y mirando al horizonte, Luis García tampoco quería preocuparse por su futuro más inmediato. «No entrenaré por entrenar, sino donde me apetezca. Desde el Levante nunca me había sentido tan identificado con un club. He trabajado en cuatro países y sentía que este era mi sitio. Ahora soy un entrenador en el paro, no tengo nada, pero ya saldrá algo». Seguirá viviendo en Mallorca al menos hasta que acabe el curso escolar de sus hijos y en ese tiempo tampoco descarta acudir algún día a Son Moix para animar al equipo en alguno de los duelos directos que todavía tiene por delante. «En una serie de dibujos animados que veía de pequeño un amigo le decía al otro: 'Si me necesitas, silba', pues lo mismo digo yo ahora: 'Si algún día me necesitan, vendré nadando si hace falta». El hasta ahora entrenador mallorquinista afirma que no se va dolido con nada ni con nadie y que más allá del ascenso a Primera y de su destitución se queda con dos momentos de su estancia en la Isla. Por un lado, el positivo, el día firmó su contrato. Por el otro, el negativo, el día que falleció su padre. Sobre el papel que ha jugado en el club, aclara que él nunca ha ejercido como portavoz: «Simplemente he sido como soy».

Luis García también se acordaba de una afición a la que tardó en conocer por culpa de la pandemia, pero que no le ha dado la espalda y que ayer se acercó al estadio para trasladarle todo su cariño. «He estado desconectado, pero sé que me han mandado mensajes muy bonitos en las últimas horas y quería darles las gracias, de mi parte y de mi familia. Me he sentido muy querido en todo este tiempo. Mucho. Nos faltó vivir un poco más el ascenso juntos, pero en aquel momento no se podía. Y quiero deciros que ahora el equipo os necesita. Tenéis que estar con ellos los partidos que quedan, os lo pido de corazón. Todos juntos lo conseguiréis. Ojalá os venga a visitar en Primera. Me siento muy identificado y solo puedo tener palabras de agradecimiento para todos». Palabra de entrenador.

El apunte

Javier Aguirre asume desde este jueves el mando

El Mallorca cerró este miércoles la era Luis García y este jueves destapará un nuevo ciclo de la mano de Javier Aguirre. El entrenador mexicano tiene previsto llegar esta mañana a Palma y una vez que firme el contrato que le unirá al club hasta final de temporada dirigirá su primer entrenamiento al frente del equipo en los campos de Son Bibiloni. Con el Vasco Aguirre, la plantilla balear empezará totalmente de cero y se arremangará para preparar su primer partido del próximo día 2 en el Coliseum Alfonso Pérez, contra el Getafe. En principio, Aguirre llegará acompañado del que ha sido su segundo entrenador tanto en el Leganés como en los Rayados de Monterrey, el mallorquín Toni Amor.