Dani Rodríguez celebra el tanto anotado frente al Espanyol en el partido de ida disputado en Son Moix. | Miquel Àngel Llabrés

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Vuelve un clásico en el panorama rojillo, el Espanyol-Mallorca. Se juega además a la hora de la cena en Corea del Sur y Japón y en el tiempo de la paella en este país (14:00 horas). Es lo que hay por imperativo de LaLiga y para que coreanos, japoneses y también en este partido los chinos por eso de Wu Lei pulvericen los récords de audiencia en Asia. El encuentro entre ambos equipos se ha revesetido de un montón de polémicas absurdas desde la salida convulsa de Vicente Moreno del banquillo balear. Luego está el infantil asunto de los saludos entre entrenadores y con una cosa y otra se crea un caldo de cultivo que al menos anima la previa del encuentro.

Pero en las salas de prensa y en los titulares de los periódicos no suelen ganarse los partidos, estos se tienen que dilucidar en el césped donde conviene ser mejor que el rival. El Mallorca no llega sobrado de virtudes a este partido. Cinco derrotas consecutivas han dilapidado el colchón de puntos y ahora por debajo de los mallorquinistas están los tres equipos del vagón de cola. No hay que hacer excesivas cuentas, hay que ganar o ganar, todo lo demás es o dar un paso atrás si se pierde o uno excesivamente corto en caso de empate. El Espanyol busca sellar la permanencia estas próximas jornadas y a partir de ahí ver pasar las jornadas a la espera de terminar el curso, concretar la venta del club y seguir con los líos habituales del club blanquiazul. Resulta evidente que quien llega con más presión a este encuentro es el once de Luis García. La necesidad se junta con la urgencia de ganar y a su vez con el deseo de hacer esto algo más llevadero de aquí a final de temporada.

Pesan mucho las cinco derrotas seguidas ante Betis, Valencia, Real Sociedad, Celta y Real Madrid y es fundamental cortar de raíz esta sangría derrotistas y aumentar la confianza para lo que resta de temporada. El partido más importante es el de hoy. Lo de Getafe en Madrid la proxima semana será otra historia, pero disputar dos encuentros lejos de Palma obliga a no venir de vacío al menos de uno. Hoy dependiendo de los marcadores podría caer en descenso si pierde en Cornellà y gana el Cádiz al Villarreal, algo que puede ocurrir. Esto es fútbol.

Jugar con fuego

Jugar con fuego es siempre peligroso y para volver a una zona de relativo confort es necesario ganar. Si solo se miran los números de estas últimas jornadas resultaría evidente que sumar los tres puntos en el estadio Cornellà-El Prat se asemeja misión casi imposible, por lo tanto hay que acudir con una mentalidad nueva, pensar que la Liga de los último diez partidos empieza hoy tratando de no pensar en lo que ha sucedido hasta ahora.

Deportivamente el equipo acude a la cita con las bajas de Galarreta, Greif, Reina y Maffeo y una duda, pero sin llegar a concretar cuál es. Luis García ayer no lo desveló. Resta por conocer si Oliván jugará ante su próximo equipo o lo hará Jaume Costa y Gio por lo tanto en el otro costado. El resto del equipo será más o menos el mismo con las variantes de Antonio Sánchez, Baba o Salva Sevilla y poca cosa más. Es fundamental que los jugadores con más capacidad y talento den la cara, ofrezcan su mejor versión y lideren a un Mallorca que necesita de referentes. Todo pasa por dejár la portería a cero y crecer durante el partido. Vicente Moreno cuenta con todos sus futbolistas para este compromiso a excepción del delantero Puado, por sanción. Sin embargo, como es habitual, la convocatoria no será pública hasta hoy, por lo que no se descartan novedades en la lista del preparador valenciano.

El choque tiene todos los alicientes, pero principalmente es una piedra de toque para hacer borrón y cuenta nueva. La Liga empieza hoy para los de Luis García. Cada punto, cada partido y cada victoria es un paso más hacia la permanencia.