El entrenador del Espanyol, Vicente Moreno, y el del Mallorca, Luis García Plaza. | M.A. BORRÀS

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Digerido el revolcón ante el Madrid, el Mallorca encara este fin de semana un desplazamiento marcado en rojo. Los bermellones aspiran a invertir su racha a costa de un enemigo íntimo, el Espanyol, con el que se ha forjado una notable rivalidad cuyo voltaje se elevó el pasado curso con el cambio de banquillos de Vicente Moreno y la pelea por el ascenso, pero se ha multiplicado esta temporada en la Liga y la Copa. Aunque vivieron una promoción caliente en la 1988-89 que acabó con los isleños regresando a la máxima categoría, lo cierto es que no fue hasta el verano de 2020 cuando la tensión empezó a impregnar la relación entre los dos equipos y sus respectivas aficiones. Pese a tener contrato hasta 2022, Vicente Moreno, que condujo al Mallorca de Segunda B a Primera en dos temporadas, dejaba el banquillo de Son Moix para sentarse en el del RCDE Stadium previo pago de medio millón.

Tanto el fondo como las formas de su salida provocaron resquemor en el entorno rojillo, pero fue la pugna por las posiciones de privilegio de la categoría de plata la que acabó por prender la mecha sin olvidar que en su último pulso en Primera un grupo de ultras ‘pericos’ atacó a peñistas bermellones. Con los dos equipos peleando por el ascenso directo, los seguidores de ambos equipos, que en la 2020-21 no podían asistir a las gradas por las restricciones de la pandemia de coronavirus, comenzaron a estar muy pendientes de lo que le hacía su rival. Las quejas desde Barcelona hablando de los árbitros agitaron aún más la enemistad que comenzó a involucrar directamente a los entrenadores.   

Sala de prensa

Después de conseguir el ascenso a Primera, el regreso de Moreno a Son Moix con público llegó en la jornada 3 y estuvo marcado por las pintadas en su contra frente al estadio y una banda sonora de pitos, pero también por el pique ante los micrófonos entre los técnicos. El de Massanassa dejaba entrever la importancia de su legado y una «inversión importante a diferencia de otros años» de la propiedad norteamericana que podía convertir al Mallorca «en una de las revelaciones de la temporada». LGP le replicó. Sin embargo, fue la eliminatoria de la Copa disputada en enero en Palma la que le puso aún más morbo al reencuentro. Luis García desveló que Moreno no le había saludado en el partido de la primera vuelta con victoria rojilla 1-0 y el exmallorquinista aseguró que el madrileño «dice mentiras o tiene mala intención». «Fuera no lo saludé, hoy –por el partido del torneo del KO que también ganó el Mallorca– tampoco. Nunca voy a buscar a nadie. No me he cruzado con él y no le he saludado, pero si viene ahora lo haré y lo felicitaré», dijo.   

«Tenemos la espinita porque nuestros aficionados se desplazaron y no se lo pudimos devolver con victoria, pero en el vestuario no se habla de eso», dijo ayer el jugador del Espanyol Óscar Gil en referencia al duelo copero. Además, aseguró que ganarle al Mallorca sería «un golpe en la mesa» para acercarse a una salvación que ya tienen encarrilada. Piques al margen, el Mallorca necesita romper su racha de cinco derrotas seguidas para poner tierra de por medio con el descenso, pero tendrá que hacerlo en un ambiente hostil, ya que el club ‘perico’ ha puesto en marcha una promoción de entradas asequibles para los abonados con el objetivo de generar la mejor atmósfera posible para los suyos.