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El Mallorca ha entrado en una peligrosa rutina. En una espiral de derrotas que le acercan, cada vez más, al precipicio de la Segunda División. Incapaz de taponar la hemorragia defensiva, el grupo balear se encuentra en una situación crítica (a dos del descenso) y afronta el tramo más decisivo del campeonato con todas las luces de alarma encendidas por los pasillos del club y en el vestuario y con Luis García Plaza en el centro de todos los debates. Vuelve a enlazar cuatro derrotas consecutivas por segunda vez en este curso y apenas ha sumado 6 de los últimos 30 puntos...

El conjunto isleño ni siquiera fue capaz de conservar una situación idílica y se le escapó por el desagüe de la tarde un partido que tenía empatado en el descuento y con un futbolista más. El Mallorca se ha descosido por completo. Sergio Rico llegó avalado por su condición de portero top y tampoco ha sido capaz de frenar la caída.

Este domingo no tuvo ni suerte en el penalti decisivo que lanzó Iago Aspas y que le pasó por debajo del cuerpo. En la línea de cuatro, Valjent rubricó una de las peores funciones que se le recuerda; en la sala de máquinas el agujero es profundo y a la hora de crear, Kubo y Kang se enredan en la incomprensión. Tampoco se entiende que LGP quite a Ángel cuando había demostrado su afinidad con Muriqi. Y hay futbolistas que piden a gritos un descanso. Y, para rematar la faena, el lunes llega el Real Madrid...