Abdón, Mboula y Reina, que había subido a rematar, festejan el gol de Maffeo en el descuento. | Miquel Àngel Borràs

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Es la Liga del descuento. Las lágrimas brotan y las sonrisas explotan cuando el tiempo parece eternizarse para los que ganan y volar para los que pierden. El Mallorca sonrió donde antes lloraba para sumar un punto ante el Elche que altera el guion de los últimos partidos, pero que no invierte la dinámica de un equipo que solo ha sumado un triunfo en las diez últimas jornadas.

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Los agoreros dirán que el grupo de Luis García Plaza no gana: suma cinco jornadas sin alzar los brazos. Los optimistas apuntarán que encadena cuatro partidos sin doblar la rodilla... Como escribió Campoamor, todo es según el color del cristal con que se mira. La realidad es que el Mallorca ha perdido cierta mordiente ofensiva y seguridad atrás. La concatenación de empates le ha acercado al fango de la tabla -cuatro por encima del descenso- aunque cruza el umbral del primer tercio con la misma cantidad de puntos (15) que hace dos campañas con Moreno al finalizar la primera vuelta.

El partido señaló a Franco Russo y Baba -dos tipos que tenían su expediente de errores en blanco- y encumbró a Pablo Maffeo, un ‘2’ de una progresión extraordinaria. El lateral de Sant Joan Despí lo hizo todo bien: provocó el penalti (el primero a favor de toda la temporada) que transformó Sevilla y se impulsó más que nadie en el minuto 95 para salvar los muebles y provocar una alegría en el descuento. Ya era hora...