Los jugadores del Mallorca, durante el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva Antonio Asensio. | M. À. Cañellas

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Son Moix como refugio de seguridad. El Mallorca quiere empezar a curar en casa las quemaduras que le produjo su paso por el Santiago Bernabéu. El conjunto balear, que encajó en el coliseo blanco la tercera derrota más abultada de toda su historia (6-1), regresa solo unos días después a su domicilio, donde volverá a contar con el abrigo de más de trece mil de sus abonados y donde ha establecido su búnker particular: no pierde un partido entre sus muros desde febrero.

El Mallorca recibirá este domingo a Osasuna (14.00 horas) enredado en la peor racha de resultados de este inicio de curso y de los últimos meses. Entre sus derrotas encadenadas a domicilio (Bilbao y Madrid) sumó un empate contra el Villarreal que deja en un punto la cosecha de septiembre, un mes en el que todavía no ha ganado pese a que ha esquivado en todo momento las zonas oscuras de la clasificación. Su última victoria, frente al Espanyol data de finales de agosto, justo antes del primer parón de selecciones.

Oportunidad

Ahora el Mallorca va a encontrar un pequeño subterfugio en el calendario. Al conjunto de Luis García Plaza, que no volverá a subirse a un avión hasta mediados de octubre, le esperan dos encuentros consecutivos en su estadio, un lugar en el que se siente especialmente protegido. La última vez que hincó la rodilla como local fue hace más de siete meses, cuando todavía era equipo de Segunda División. Concretamente, desde que el Espanyol le superó el día de San Valentín con un gol de Dimata (1-2) que apretó las tuercas de la cúpula de la clasificación. Desde entonces, el Mallorca ha incrementado su masa muscular sin salir de casa y amontona una docena de partidos sin manchas. Ha ganado nueve y ha empatado tres, dos de ellos tras el ascenso.

Los próximos en pasar por la caja del Visit Mallorca Estadi serán dos rivales de tamaño similar. Primero Osasuna, con el que compartió hace dos años el ascensor de camino a Primera, y después el Levante, uno de los tres equipos que todavía no han ganado ningún partido en este amanecer de campaña.

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El conjunto navarro, que será el encargado de hacer un balance de daños, suma tantos puntos como el Mallorca (8) y viene de sufrir otra derrota dolorosa, en este caso en El Sadar y frente al Betis (1-3). Sin embargo, ha concentrado hasta ahora sus mejores actuaciones lejos de Pamplona y es, junto al Atlético de Madrid, la única formación de la Liga que ha ganado todos los puntos que ha disputado como visitante.

Tregua

De cara a ese primer examen Luis García Plaza va a recibir una pequeña tregua por parte de la enfermería, su principal dolor de cabeza. A las cinco bajas que arrastraba el fin de semana pasada se le ha sumado una por cada uno de los de encuentros que ha jugado después. Contra el Villarreal cayó Pablo Maffeo, que tuvo que ser sustituido antes del descanso, y contra el Madrid se lesionó Take Kubo, que tras la goleada tuvo que regresar al hotel con la ayuda de unas muletas.

A la espera de que el técnico aporte algo de luz y actualice el parte de guerra durante su rueda de prensa de hoy, todo apunta a que mañana ya podrá contar con Iñigo Ruiz de Galarreta y con Ángel Rodríguez. Hasta su lesión, el centrocampista eibarrés había sido titular en tres de los cuatro partidos que había jugado el Mallorca, manteniendo el nivel de juego del curso pasado. El delantero canario, por su parte, solo fue titular en la primera jornada contra el Betis y desde entonces no ha vuelto a participar. Luis García Plaza podría haber contado con él en el Bernabéu, pero al ocupar una posición muy bien cubierta priorizó su recuperación y prefirió que se quedara en Palma entrenando.

Las malas noticias se mantienen sin embargo en la línea defensiva, donde la ola de lesiones se ha llevado por delante a tres centrales y un lateral. El que más cerca está de reaparecer es Franco Russo, que este viernes ya realizó una parte del trabajo junto al grupo.