Los futbolistas del Mallorca, sobre el césped de Son Moix, en un entrenamiento. | RCD Mallorca

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Al mismo Mallorca al que hace solo tres semanas se le nublaban la vista y el horizonte se le presenta ahora la oportunidad de aislarse en la cresta de la Liga. Amarrado al liderato y ensanchando poco a poco la distancia de seguridad con el resto, el conjunto bermellón necesita recuperar el látigo como local para darle otra sacudida a la zona norte de la clasificación, en la que el viernes ya resbaló el Espanyol y este sábado, el Leganés.

Los de Luis García, que concentran todas sus depresiones en casa y que no enganchan dos victorias seguidas en su estadio desde hace tres meses, quieren acabar de coser esa herida con un triunfo que suponga otra muestra de autoridad. Su auditor en este caso será un Cartagena situado al borde del barranco y metido de lleno en una carrera por la supervivencia (Son Moix, Movistar LaLiga, 18.15 horas).

El Mallorca se presenta al partido con buena cara. En su anterior parada y sin cuajar su mejor actuación siguió pasando el rodillo, marcando el terreno y ordenando unos números que cada vez tienen mejor color. Sin embargo, en los últimos meses le han temblado a menudo las piernas dentro de su propia casa y Son Moix, sin ser un caladero de confianza para sus visitantes, ha dejado de parecer un refugio fiable. Ese es seguramente el último agujero que le queda por cerrar al cuadro balear, que ha hecho de la regularidad su bandera.

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Para darle otro pisotón al acelerador, Luis García Plaza puede calcar su última convocatoria, en la que se mantienen las bajas de los lesionados Galarreta, Oliván y Sedlar. A partir de ahí y en un once abierto a algún cambio —tal y como apuntó él mismo el pasado viernes—, el técnico madrileño lo tiene todo a su disposición para seguir dándole continuidad a su plan más característico. Esa variación que medita podría salpicar a cualquier rincón del campo a excepción de la portería. Especialmente al centro de la defensa —Valjent está apercibido y el equipo visita El Molinón el domingo que viene— o a la línea de mediapuntas, que es donde hay más alternativas de recambio. O incluso en la posición de nueve, donde Álvaro todavía no ha tenido demasiado protagonismo y solo ha podido entrar desde el banquillo.

Desconfianza

En su intento por afilarse los colmillos como local, el Mallorca se va a encontrar con un rival aparentemente propicio, lo que levanta ciertas sospechas y ha obligado a alzar la guardia al propio LGP, que en su análisis previo a la jornada ya subrayó algunos de esos peligros que no se reflejan en la clasificación. Porque sobre el papel el Cartagena es uno de los cuatro peores visitantes del campeonato y solo ha cosechado un punto —en Gijón— en sus cuatro últimas salidas de Cartagonova. Al mismo tiempo, es el equipo más goleado de la competición y como forastero tiene la pólvora empapada: en 2021 todavía no ha marcado lejos de su estadio. Una tendencia que poco a poco trata de ir amortiguando de la mano de Luis Carrión, un técnico al que se le suelen dar bien los cruces contra equipos de talla grande. De hecho, la semana pasada derrotó a un Leganés que andaba desatado (1-0) y dos jornadas antes contuvo al Rayo Vallecano (2-2).

El equipo murciano, reconstruido tras pasar por el túnel del mercado de invierno, intentará sobreponerse a las bajas para provocarle al Mallorca el quinto disgusto de la temporada. El peaje de su victoria sobre el Leganés son las sanciones de Raúl Navas y Nacho Gil, que se quedaron en tierra junto a los lesionados Alberto De la Bella y Kleandro Lleshi. Tampoco llega a la cita un viejo conocido del mallorquinismo como Álex Gallar, que no se ha recuperado a tiempo de una rotura de fibras. Esos movimientos podrían derivar en la entrada en el once de David Andújar y de Cayarga. Unos tienen que afianzarse en la cima y los otros, escapar cuanto antes del fuego.