Los jugadores del Mallorca antes del inicio del partido ante el Almería. | MIQUEL A. BORRAS

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El Mallorca sale envuelto en llamas del túnel más frío y oscuro del calendario. Tras destapar la segunda vuelta en mitad de un campo de minas, el conjunto de Luis García Plaza continúa empadronado en el ático de la Segunda División y disfrutando de las vistas más exclusivas de una clasificación que se sigue moviendo bajo sus pies. Avalada por esos 54 puntos que ha ido metiendo en la hucha con la constancia de un oficinista —solo ha dejado de producir en cuatro de sus 26 compromisos—, la escuadra balear maneja unos números de campeón y ha ensanchado el cortafuegos que le separa de la tercera plaza en la que empieza la jungla del playoff, situada a cinco puntos tras las últimas actualizaciones. En la última década solo ha habido tres equipos que hayan atravesado este punto de la temporada con más puntos encima. Meses más tarde, todos ellos acabaron celebrando el ascenso.

Propietario de las rachas más deslumbrantes del curso, el Mallorca ha entrado con todo en la segunda vuelta. De hecho, ha sumado más en esta parte del trayecto que en el propio nacimiento de la campaña, cuando los puntos que le quitaron el Rayo y el Espanyol demoraron el despegue. La caída de hace nueve días frente al conjunto de Vicente Moreno difuminó el enésimo acelerón del equipo, pero no la musculatura que ha ido desarrollando a base de buenos resultados. La del conjunto perico es la única mancha de un expediente que ha ido ganando peso y credibilidad una vez superadas las estrecheces del cambio de año. Acabó el 2020 perdiendo contra el Fuenlabra y el empezó el 2021 cosechando un único punto de seis, pero tras doblar la esquina del campeonato solo el Leganés, lanzado a raíz de la llegada de Asier Garitano, le ha mantenido la mirada. Los pepineros se han metido de lleno en la refriega principal tras ganar cuatro de los cinco encuentros de este segundo ciclo, aunque suman cinco victorias en cadena gracias al triunfo de la semana pasada contra el Almería, que correspondía a la primera vuelta.

El Huesca de Rubi (2017-18), el Levante de Juan Ramón López Muñiz (2016-17) y el Elche de Fran Escribá (2012-13) son las únicas referencias que tiene por encima el conjunto de Luis García Plaza, que a su vez comparte cifras con el Deportivo de José Luis Oltra (2011-12) que acabó fijando después el récord de la liga en 91 puntos. Sin embargo, no todos los líderes que ha proyectado el torneo a estas alturas acabaron redactando un final feliz. El ejemplo más cercano es el del Albacete de hace un par de temporadas. Pletórico en febrero, el bloque manchego acabó perdiendo la estela de un ascenso directo al que se agarraron Osasuna y Granada y se despidieron del sueño en la primera ronda del playoff, precisamente contra el Mallorca de Vicente Moreno. En cambio, sí que acabaron dando el salto todos los equipos que pasaron de esta jornada con más de cincuenta puntos en la cuenta. Y todos, a excepción de Las Palmas (2014-15), lo hicieron directamente, sin la necesidad de recurrir a una promoción que no siempre está casada con la lógica.

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El Mallorca juega por el premio gordo, que significaría volver a Primera solo un año después de perder ese mismo rango. No obstante, en el horizonte de la plantilla se recorta otro objetivo lleno de significado. El club, acostumbrado ya a subir de nivel por el camino más largo, nunca ha sido campeón de la categoría de plata en un formato de grupo único como el actual. Tampoco lo ha hecho Luis García, que ascendió siendo tercero con el Levante hace ahora once años.

Galarreta, un mes de baja

La última jornada solo dejó un lunar para el Mallorca: la lesión de Iñigo Ruiz de Galarreta. El centrocampista eibarrés sufre una rotura muscular y aunque no es tan grave como parecía en un principio, estará entre tres y cuatro semanas de baja. La salida del vasco del once coincide con la recuperación de Iddrisu Baba, que ya cuajó un gran partido contra el Almería partiendo desde el banquillo.