El Mallorca facturó en casa del Rayo Vallecano su triunfo más cómodo hasta la fecha como forastero. Liquidaba al conjunto madrileño en menos de veinte minutos y recuperaba las buenas sensaciones cuatro partidos después | Carlos Gil-Roig

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El Mallorca avanza otra página en el libro de la Liga con el sol de cara y los números cuadrados. Ha dejado atrás la tormenta del último mes el equipo que dirige Luis García Plaza, que ha aprovechado el fin de semana para ponerse otra vez a la altura del Espanyol y para mantener a raya a un Almería que después de su empate en casa contra el Sabadell solo puede igualar en puntos a pericos y bermellones. Lo devolvió todo a su sitio en el campo de un enemigo directo, el cuarto que conquista en poco más de una vuelta, y mientras amasaba la séptima victoria de la campaña como visitante, un dato que le acerca ya a los mejores registros de historia como forastero con casi media liga por delante.
En poco más de cuatro meses de competición el Mallorca ha empatado en el campo del Espanyol y ha ganado en los de Girona, Almería, Leganés y Rayo Vallecano. O lo que es lo mismo, ha sacado tajada de todas sus incursiones en terreno hostil. Ha rebañado 13 de 15 puntos posibles en sus desplazamientos a las principales zonas de conflicto de la carrera por el ascenso y a diferencia de lo que le ocurría en los últimos años ha cimentado su candidatura desde los hoteles de concentración de sus once desplazamientos. Otro dato que sirve para destacar el botín de este año: a mitad de viaje ya lleva tantos doses en la quiniela como en la temporada que estuvo en Segunda B.

«Fuera de casa el equipo funciona como un reloj», reconocía Luis García en la sala de prensa de Vallecas, su última gran conquista. Los números acentúan las palabras del entrenador madrileño, que ha conseguido que el Mallorca sea mucho más productivo tras la verja de Son Moix, donde ha recolectado 25 puntos, que en su propio estadio (20).
Para empezar, el Mallorca ni siquiera ha perdido todavía al ejercer como foráneo. Después de once partidos lejos de casa, sus únicas manchas son los empates que acuñó en Cornellà, Anduva, La Romareda y el Carlos Tartiere. Entre los 42 equipos de Primera y Segunda División, nadie ha llegado tan lejos en esa dirección. Y en las dos primeras divisiones de las otras cuatro grandes ligas (Inglaterra, Italia, Alemania y Francia) solo lo han conseguido el Kiel, el Milan y Manchester United. Eso sí, con menos partidos.

Ritmo de récord

Solo con lo que tiene ahora mismo en el bolsillo, el Mallorca ya casi ha igualado el volumen de puntos que alcanzó fuera de casa en la temporada 2007-08, la más productiva de las dos últimas décadas en ese sentido. Dirigido por Manzano, el cuadro insular sumó en aquella campaña 26 puntos ente viaje y viaje, aunque lo hizo con solo seis triunfos, uno menos de los que lleva ahora. De hecho, para llegar a las siete victorias de estos meses hay que remontarse a las temporadas 2003-04 (llegó a ocho) y a la 2002-03 (7). Ahora, en cambio, tiene mucho margen de mejora y mucho espacio para darle lustre a esas cifras, porque de aquí hasta que cierre el campeonato le falta casi medio mapa de la liga por visitar. Concretamente, aún debe pasar por los recintos de Albacete, Logroñés, Sporting, Fuenlabrada, Las Palmas, Castellón, Sabadell, Málaga, Tenerife y Ponferradina.

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El récord de las últimas décadas lo estableció en la temporada 1995-96, en la que se quedó a las puertas del ascenso. El Mallorca acabó la temporada tercero tras el Hércules y el Logroñés y se clasificó, junto al Extremadura, para un promoción en la que cayó contra el Rayo. Pero para llegar hasta ahí tuvo que picar mucha piedra durante la fase regular. Reunió un total de 36 puntos (11 victorias, tres empates y cinco derrotas), se despidió con cinco triunfos consecutivos que elevaron a once el montante final (Extremadura, Badajoz, Real Madrid B, Barcelona B y Getafe) y fue el mejor forastero con cinco puntos de diferencia sobre el Toledo.

Si hay algo que revalorice lo que está consiguiendo el Mallorca de Luis García Plaza es la entidad de los adversarios a los que doblega dentro de su parcela y todo lo que eso puede suponer a final de curso, cuando haya que ajustar balances y los duelos directos puedan servir para romper empates. Porque además de imponerse en plazas donde nunca había clavado su bandera, como el Anxo Carro de Lugo o Santo Domingo, en Alcorcón, ha sometido a casi todos los que están llamados a ser sus compañeros de ascensor.
El Mallorca comenzó a llenar la despensa en Cornellà. Estrenó la cuenta corriente con un empate sin goles frente un Espanyol diseñado para reinar en la categoría y a partir de ahí todo ha tenido otro color para los insulares. El póquer de sus invasiones principales lo empezó a formar en Montilivi, con una jugada de escuadra y cartabón que finalizó Salva Sevilla.

Recorrido

En plena cresta de la ola, Abdón Prats dejó con las manos vacías al Almería gracias a una chilena que quedará para siempre en la videoteca rojinegra. La siguiente parada la hizo en Butarque, donde tejió la última alegría a domicilio del 2020 con una diana de Amath que no tuvo continuidad hasta el sábado, con la exhibición inicial que protagonizó el equipo en el campo del Rayo.

Sin tiempo para disfrutar de tres puntos que le instalan junto a la cima —el Espanyol es el líder porque ha marcado un gol más—, el Mallorca ya ha puesto una equis sobre el Carlos Belmonte, el destino de su próximo viaje (viernes 5 de febrero, 21.00 horas), aunque antes deberá arreglar contra el Girona los problemas que tiene en casa, donde no gana desde el 7 de diciembre.