Cita especial. El centrocampista, máximo goleador del Mallorca y uno de los futbolistas más queridos por la afición, en una imagen captada en la ciudad deportiva. | Teresa Ayuga

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Daniel José Rodríguez Vázquez (Betanzos, 1988) vive un idilio con el estadio de Son Moix como decorado. El centrocampista gallego, que desembarcaba en Palma hace poco más de dos años y medio, se ha convertido en ese tiempo en uno de los futbolistas de referencia para un Mallorca acostumbrado a viajar sobre una montaña rusa. Mañana, si Luis García Plaza echa mano de su versatilidad para intentar asaltar Vallecas y enterrar la peor serie de resultados del curso, disputará su partido número cien con la camiseta del equipo balear, que ya es la que más ha vestido durante su etapa como profesional.

Dani Rodríguez soplará las velas de su tarta particular en el peor momento de la temporada a nivel colectivo y con un mes de retraso sobre los plazos previstos. Ha tenido que esperar hasta el inicio de la segunda vuelta para redondear las cifras de su tarjeta después de que una lesión muscular le aguara el cierre de 2020 y le obligara a saltarse las últimas casillas del calendario. Ahora y tras un fin de semana en el que la liga ha tenido las barreras bajadas para atender a la Copa, está preparado para regresar a la arena y para seguir tirando de un grupo que necesita de sus prestaciones si quiere mantener pisado a fondo el acelerador. De hecho, pese a no vivir dentro del área enemiga sigue siendo el máximo goleador rojinegro, además del quinto jugador más utilizado por LGP.

Como le ha sucedido a otros muchos jugadores, DR14 aterrizó de pie en los alrededores del Camí dels Reis. Llegó a Mallorca casi de puntillas, durante el verano de 2018 y con solo un año de experiencia en Segunda sobre los hombros. Lo hacía tras abrochar una relación de dos temporadas con el Albacete, justo después de que el club balear recuperara el asiento que había perdido en la segunda planta del fútbol español. «Firmar con el Mallorca es un paso adelante en mi carrera deportiva», reconocía al llegar a su nueva oficina. «El proyecto es bueno para conseguir cosas importantes. No sé si este año, ojalá, pero hay que ir pasito a paso y esperemos que en el futuro podamos luchar por devolver al Mallorca a dónde debe estar», avanzaba. Una apuesta que tuvo que realizar a ciegas, porque eligió a la entidad isleña sin saber aún en qué categoría jugaría. «Llevaba ya muchos meses firmado y desde el momento en el que me comprometí no quise saber nada de nadie, no tenía dudas. Que sea un recién ascendido es circunstancial. El Mallorca, por todo lo que supone, es siempre un club grande y con grandes aspiraciones», destacaba sin haberse estrenado todavía en partido oficial como bermellón.

Conexión

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Bien conectado a la grada desde que se estrenó en Son Moix —sus primeros dos encuentros fueron en el Wanda y Santo Domingo y no pudo a conocer a su público hasta un encuentro frente al Cádiz que se resolvió en el epílogo—, Dani Rodríguez ha ejercido siempre como protagonista. Lo fue para Vicente Moreno en sus dos primeras campañas y lo ha sido en estos meses para Luis García, que ya lo ha alineado como titular en diecisiete ocasiones durante la primera mitad del ejercicio. Una confianza a la que él siempre ha respondido sobre el tapete a base de kilómetros y dardos bien dirigidos. De los casi cien encuentros que suma con el escudo del Mallorca pegado al corazón, 60 (56 de fase regular y cuatro de playoff) han sido en Segunda. Un escalón en el que también ha celebrado una decena de tantos, alguno de ellos tan decisivo como el que le endosó a su exequipo, el Albacete, en el duelo de ida de la primera eliminatoria del playoff de ascenso.

Cima

Dani Rodríguez alcanzó una de las cumbres de su carrera en su segunda campaña como mallorquinista. Cumplió el sueño de debutar en Primera División y festejó su primer tanto, contra el Eibar, después de solo cuatro minutos de juego. Curiosamente, también cerró su cuenta particular en la élite contra el cuadro armero en Ipurua, en el último encuentro que ha disputado el Mallorca con público en las gradas.

El rendimiento del betanceiro propició que uno de los primeros movimientos de Pablo Ortells desde la recién creada dirección de Fútbol fuera para rubricar una ampliación de contrato que unirá al Tigre y al club hasta 2023. Para eso faltan otros dos años y medio, tiempo suficiente para que Dani acumule otros cien partidos como jugador del Mallorca y para celebrar otro ascenso a Primera División.