El entrenador del Real Mallorca, Luis García Plaza, en la Ciudad Deportiva. | Real Mallorca

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Luis García Plaza (Madrid, 1972) va a cambiar de año con los deberes hechos. Escogido en verano para llenar ese enorme vacío que dejaba Vicente Moreno con su traumática salida hacia el Espanyol, en pocos meses ha levantado un Mallorca de hormigón y ha dirigido el mejor inicio de curso de su historia. Ahora, después de ganarse el cariño de una afición a la que apenas ha podido conocer en persona, le queda otra meta por atravesar: el ascenso a Primera División.

El mejor arranque en la historia del Mallorca. No está mal, ¿no?
— La verdad es que los números están siendo muy buenos. Los números y las sensaciones. Estamos haciendo un fútbol muy atractivo, muy bonito y no era fácil prever esto. Hay que disfrutarlo y seguir trabajando. Esto es muy largo y muy duro y los rivales están ahí. Pese a ese arranque tan bueno, tenemos a dos rivales pegados.

Cuando empezó a trabajar o después de la primera derrota contra el Rayo Vallecano, ¿se imaginaba algo así?
— Era difícil de imaginar. Nosotros pensábamos en ir construyendo un bloque, una manera de hacer las cosas, que nos identificásemos con una manera de jugar y que los puntos fuesen cayendo para llegar al final con opciones de todo. Tras esa derrota, que fue un palo duro, el equipo se rehizo muy bien, con momentos de mucha lucidez. Estoy contento y muy satisfecho y vivimos del día a día. Aunque a la vuelta de vacaciones quedarán todavía muchas cosas por hacer.

Teniendo en cuenta lo bien que ha estado el Mallorca durante estos meses, ¿el parón navideño le incomoda?
— El equipo ha vivido en una dinámica muy positiva. Aunque, por ejemplo, el día de Copa en Guijuelo no jugamos bien porque el terreno de juego nos lo complicó mucho. Y aun así, ganamos. Pero viene bien parar un poco porque despejas la mente y dentro de lo extrañas que van a ser estas fiestas para todos nos irá bien para desconectar un poco y volver con más ganas, como seguro que nos pasará.

¿Qué palabra elegiría para resumir lo que ha estado haciendo el Mallorca hasta el momento?
— No es fácil. Lo que destaco de ellos es el compromiso que tienen desde que les explicamos la manera en la que queríamos jugar. En ataque hemos dado nuestro matiz, pero sigue siendo un equipo como con el anterior entrenador, que sacaba el balón jugado desde atrás. A lo mejor somos un poquito más verticales. Pero lo que cambiamos fue la manera de defender. Cuando les explicamos que queríamos hacerlo con la defensa muy adelantada, presionando muy arriba, les sorprendió porque llevaban tres años de todo lo contrario. Lo han adaptado muy bien y han tenido un compromiso muy grande desde el primer minuto. Por eso destacaría su compromiso al cambio de ideas, que ha sido muy grande.

¿Le preocupa que venga un bajón de malos resultados?
— Sabemos que llegará. Cuando estás en una dinámica tan positiva te gusta seguir así, que el equipo gane, que no encaje... Pero sabemos que son cosas del fútbol y que lo anormal, por llamarlo de alguna manera, es lo otro: empatar y perder partidos, recibir goles. No tenemos que ser tan superiores a los demás. Lo encajaremos con naturalidad y cuando lleguen las derrotas debemos tratar de que no se alarguen mucho y conseguir victorias rápido para volver otra vez la buena dinámica.

Cuando llegó tenía dos grandes objetivos: pelear por el ascenso y llenar el enorme vacío que dejaba la salida de Vicente Moreno. Hay uno de ellos que en media liga ya lo ha logrado.
— El club me dijo que debíamos hacer un equipo para pelear, no para ascender obligatoriamente porque hay que recordar que somos el cuarto presupuesto de la categoría. Debíamos estar en el bloque de los cinco o seis primeros y luego, si nos daba para conseguir el ascenso directo, genial. Y si no, intentarlo a través del playoff. Después de la salida de Vicente, que es verdad que fue un poco traumática para todos, también esperaban a una persona que llenase un poco ese vacío y que aplicara una manera de hacer las cosas. De momento, se nota en el día a día que lo hemos conseguido. Y ya no tanto en la afición, sino en mi día a día. Es verdad que las muestras de cariño de la afición son muy grandes, pero esto es fútbol y con los resultados puede cambiar todo. En lo otro estamos cumpliendo. Debíamos estar con los mejores y lo estamos. Ser competitivos y pelear. A veces, la línea entre el éxito y una grandísima temporada es muy fina. En una grandísima temporada puedes ser quedar tercero y no ascender. A lo mejor depende de un balón que entra o no entra por poco durante el playoff. Es difícil de prever.

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¿Percibió que al principio se le examinaba con lupa?
— Eso es normal, es la ley del fútbol. Los entrenadores, o al menos es lo que yo hago, debemos aislarnos de todo y centrarnos en el trabajo. Llevaba cinco años en el extranjero, pero tampoco venía un entrenador novato, sino alguien con más de cien partidos en Primera, más de cien en Segunda, más de cien en Segunda B o muchos partidos grandes ligas asiáticas como China y Arabia. No era un desconocido, aunque es cierto que al llevar tanto tiempo fuera había escepticismo. Me lo tomo con naturalidad, sé cómo va esto. Nos definen los resultados y el trabajo. Espero que la gente esté contenta y a ver si somos capaces de darle una buena alegría con un ascenso.

¿La falta de contacto con la afición en el estadio es lo peor de este comienzo de temporada?
— Sin duda. El fútbol es de los aficionados. A lo mejor, si estás haciéndolo mal, incluso te puede venir bien, pero haciendo las cosas tan bien como nosotros echas mucho de menos el calor, la celebración de los goles... Siempre digo que aparte de trabajar podemos hacer feliz a mucha gente y cuando salen bien las cosas y ves a la gente feliz también te gusta. Es una situación muy rara para todo el mundo en todos los ámbitos y, dentro de lo que cabe, los que nos dedicamos al fútbol somos los que más normalidad tenemos. Nos cuidan, nos tienen controladísimos y LaLiga invierte mucho en protección, controles y protocolos. Nos sentimos privilegiados, pero necesitamos al público para lograr nuestros objetivos.

Todo lo que se ha dicho desde fuera de la isla sobre las actuaciones arbitrales y demás, ¿cree que es el precio que hay que pagar por estar ahí arriba?
— Es probable que no se lo esperaran. No hemos hecho grandes inversiones ni fichajes mediáticos ni hemos gastado mucho. Hemos mantenido la base y hemos reforzado lo que nos hacia falta para completar lo que no teníamos y a lo mejor es un poco sorpresa que les mantengamos el pulso, porque la diferencia presupuestaria es muy alta. Y no hablo del Espanyol, ojo, sino también de Almería y Leganés, que nos sacan casi diez millones. Eso en Segunda es muchísimo dinero. A lo mejor están sorprendidos por cómo estamos compitiendo. Con todo esto me he puesto a repasar y, por ejemplo, en el tema de las expulsiones, quitando la del Sabadell, que fue dudosa y que fueron diez minutos, las otras lo han sido. Lo que podemos hacer cuando haya otra roja clara es ir al árbitro y decirle ‘mira, no los expulses, que llevamos ya ocho’. Me sorprende el tema de los comentarios que se han hecho sobre nosotros, pero debemos estar por encima y seguir molestando un poco.

¿Cómo se gestiona un vestuario en el que hay jugadores, como Luka Romero y Salva Sevilla, con veinte años de diferencia?
— Es muy fácil cuando los dos son tan buena gente. Salva es un profesional espectacular y cuando alguien juega a ese nivel a esa edad tiene que ser así. Y no solo en el campo. Es muy respetado y querido. Y Luka es un chaval muy centrado porque no es fácil asimilar todo lo que le ha pasado. A veces corres el riesgo de que no asimile bien y perdamos a un futbolista. Tiene un entorno familiar muy bueno, los pies en el suelo y sabe que este año está participando ratitos, lo que ahora para él es un primer paso increíble. Tiene que ir madurando y creciendo. Al jugador hecho y la persona formada los veremos en unos años. Tiene las cosas muy claras. Y yo, como entrenador, lo que le digo a Luka es que se fije en Salva, en la forma de llevar y dignificar la profesión.

¿Le ha sorprendido alguno de los jugadores que no conocía?
— Me sorprenden cosas y todas para bien. Cuando salió la opción de firmar por el Mallorca me vi todos los partidos y a los que estaban cedidos intenté verlos un poco, pero no me daba tiempo a ver todos los partidos de Galarreta o Antonio Sánchez. El nivel que está dando Galarreta, por ejemplo, es excepcional. Tampoco lo pude ver mucho en pretemporada porque se lesionó y tenía esa duda. Pero a Reina lo conocía, los dos centrales, incluso Russo, están jugando a un nivel tremendo... Todo lo que pueda decir sobre la plantilla es bueno. Estoy contento de haberlos conocido en el día a día y trabajando, ver su implicación.

¿Espera algún movimiento para el mercado de invierno?
— Somos un equipo que está funcionando bien y que tiene las cosas muy claras, pero si el Madrid, el Barça o el PSG están abiertos a reforzar, el resto también lo estamos. Todo va a depender de lo que aparezca, de las situaciones contractuales. A lo mejor hay algún jugador que no se siente tan bien valorado y se quiere ir... Ahora mismo me centro en lo que tenemos. Y es verdad que Pablo (Ortells) y yo hablamos mucho de dónde podría mejorar el equipo, pero no es una obsesión.

¿Con qué frecuencia habla con la propiedad del club?
— Con Estados Unidos poco. Habremos hablado tres o cuatro veces durante la temporada. Ven que el equipo va bien y están tranquilos. Es lógico y lo he vivido en otros países y con otros propietarios más difíciles de llevar. Sí que hablo con Graeme Le Saux todas las semanas, antes o después del partido. Y aquí, cada día, con Pablo. Tenemos un contacto muy íntimo y cercano, nos vemos en los entrenamientos y es el nexo con la propiedad.

¿Un deseo para 2021?
— Aunque parezca un tópico, le pido sobre todo salud. Ahora es más importante que nunca. Espero que estos tiempos tan difíciles y tan duros pasen rápido, que disfrutemos la vida. Ha muerto muchísima gente y es muy duro. Y a nivel deportivo, ojalá podamos culminarlo todo con un ascenso a Primera División. Eso sería muy bonito para todos y después de un descenso, que es un trago muy duro, vendría bien una alegría de este tipo. Y ojalá, aunque sea al final, dejen entrar a nuestra gente al campo. Que podamos disfrutar de ellos y que ellos puedan disfrutar de nosotros.

Luis García Plaza gesticula mientras se dirige a uno de sus futbolistas durante un entrenamiento del Mallorca en las instalaciones ciudad deportiva Antonio Asensio.