Los jugadores del Mallorca antes de un encuentro. | M.A.Borràs

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El Mallorca más itinerante es también el equipo más en forma de toda la Segunda División. El bloque de hormigón que ha levantado Luis García Plaza en poco más de dos meses ha aprovechado su profundidad y los recovecos del calendario para empotrarse en los pisos superiores de la clasificación y marcar el terreno. Sin un once tipo clara ni las unidades definidas —ha utilizado a 27 jugadores y en nueve jornadas ha presentado nueve alineaciones distintas— el conjunto balear está pasando sin despeinarse por el túnel de las rotaciones, es el propietario de la mejor racha de resultados de la categoría y, a su vez, el que más tiempo lleva sin irse al suelo. Una corriente favorable y ascendente que lo mantiene desde la quinta jornada sobre la línea de puntos de la tabla y que le permite tomar impulso en un sector del calendario, el de las presentaciones, que habitualmente se le atragantaba.

Una vez archivada la victoria contra el Málaga (3-1), la quinta que cosecha en los últimos siete partidos y en el global la competición, el Mallorca es el equipo que más ha producido en las seis jornadas más recientes (14 puntos), por delante de otros candidatos al ascenso: Espanyol (13) y Girona (12). Al mismo tiempo, es el más constante en ese sentido. Suma ocho encuentros sin perder y, por lo tanto, puntuando. Los que más se le acercan en esa dirección son Lugo y Albacete, ambos con cuatro, a raíz de un cambio de entrenador que les ha apartado de la dinámica tóxica en la que se habían adentrado de salida en el campeonato. Hasta el jueves era igualmente el que más partidos seguidos encadenaba con la portería a cero —llegó a completar siete—, pero tras el tanto con el que Pablo Chavarría tiró la pared que protegía a Reina ese privilegio le corresponde ahora al Espanyol, que solo ha recibido una diana en contra y que hilvana tres jornadas sin sufrir rasguños.

Sin embargo, lo que más sorprende de esa trayectoria que dibuja el Mallorca es la elevada cuota de participación de prácticamente todo el vestuario, en el que solo falta por estrenarse el guardameta Miquel Parera. En cuanto al resto, Luis García Plaza ha echando mano de todos. Una extensa ficha en la que aparecen incluso dos futbolistas que se quedaron tras la barrera del mercado, Ante Budimir y Juan Diego Molina, Stoichkov, y dos canteranos, Iván Bravo y Luka Romero, que es el único de los que permanecen en el vestuario que todavía no ha sido titular en ninguna de las jornadas. En cuanto a los 23 futbolistas restantes de la lista, todos han jugado, al menos, noventa minutos.

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Además de lo apretado del calendario —el domingo en Zaragoza jugará su tercer partido en siete días y el quinto partido en los últimos quince—, el Mallorca tampoco ha acusado hasta ahora ni las bofetadas de la COVID, que lo privó de contar en algún momento concreto y por precaución con una de sus columnas defensivas (Martin Valjent), ni los efectos del virus FIFA, que esta temporada le ha afectado especialmente con las convocatorias de hastacuatro de sus futbolistas de golpe. Ahí Luis García Plaza ha sabido mantener a todo la caseta enchufada y en movimiento. El ejemplo más claro está en la última actuación. Cambió de una tacada a casi la mitad del once que había tomado días antes el campo del Alcorcón y fundió al Málaga con su mejor representación en ataque hasta el momento.

Entre tanta variante, solo hay dos jugadores que hayan disputado todos los minutos de la temporada: Manolo Reina y Antonio Raíllo. Y junto a ellos, solo otros dos que hayan participado también en todos los duelos aunque sea de manera intermitente: Dani Rodríguez y Salva Sevilla.

Todavía en construcción, el coro de Luis García Plaza quiere seguir levantando la voz.