El Mallorca abría su camino por la Segunda B en Peralada, el 20 de agosto de 2017. En la imagen, Lago Junior intenta conectar con un compañero ante la presión de dos rivales. | 532#Manel Lladó - ELPUNT - 532#2

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El 20 de agosto de 2017, hace justo tres años, el Mallorca iniciaba un viaje subterráneo hacia lo desconocido que partía desde el campo municipal de Peralada. Desde ese momento, el club ha crecido a lo largo y a lo ancho, ha saltado cada año de una categoría a otra y ha reformado casi todos sus puestos de mando. Sin embargo, entre las fotos de entonces y las de estos días se aprecia un rincón del vestuario que parece impermeabilizado ante el paso del tiempo. Allí habitan Manolo Reina, Miquel Parera, Joan Sastre, Antonio Raíllo, Lago Junior y Abdón Prats, a los que también se unirían, con el tren en marcha Salva Sevilla y Fran Gámez. Ocho futbolistas —en condiciones normales, una tercera parte del plantel— que han disfrutado al completo del trayecto sobre la montaña rusa de las últimas campañas y que han vivido íntegramente la era Vicente Moreno antes de ponerse al servicio de Luis García Plaza. Ellos son la resistencia.

A la espera de lo que decida el nuevo entrenador, que apenas suma diez jornadas de trabajos tras la verja de Son Bibiloni, todos los integrantes de ese selecto grupo de jugadores que ha desfilado por las tres capas principales del fútbol español están llamados a seguir arrimando el hombro en el nuevo proyecto, que se irá desplegando durante las próximas semanas. Y prácticamente todos han sido esenciales en la travesía reciente. La única excepción es la de Miquel Parera, que situado a la espalda de Manolo Reina solo ha podido ir cubriendo los huecos que ha dejado sin llenar el malagueño. En cualquier caso, también ha resistido a la competencia de Leandro Montagud y Fabricio Agosto y puede presumir de haber defendido la portería mallorquinista en tres escalones y cuatro competiciones distintas.

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De los ocho, el que más ha jugado en este trienio es Salva Sevilla. No estuvo en aquella cita junto a la piscina de Peralada en la que empezó todo porque su inesperado fichaje se fraguó en las semanas siguientes. Debutó convirtiendo en oro el primer balón que tocaba como bermellón y desde entonces su cuentakilómetros ha seguido dando vueltas. Vestido de rojo recuperó en solo dos años las dos tallas que había perdido al decidirse por el club balear y tras la salida de Xisco Campos es el representante más veterano (36 años) .

El caso más especial es el de Lago Junior y Antonio Raíllo, que a todo lo que han vivido a partir de esa mañana de agosto en Peralada hay que añadir lo que ya llevaban a la espalda. Tanto el extremo marfileño como el central andaluz sufrieron la caída de la cornisa del fútbol profesional y fueron, junto a Paol Roigé y Damià Sabater, los únicos que superaron la primera criba que provocó el traumático descenso rodado en Anduva.

Joan Sastre, que dio un paso al frente con la salida de LaLiga; Abdón, que volvió para contribuir al rescate, son los mejores embajador, y Fran Gámez, que se descubrió ante Son Moix sin hacer ruido, completan una resistencia, la del Mallorca, que quiere seguir dando guerra.