Partiendo de la base que sólo Ortells y Vicente Moreno conocen al dedillo el guión de los sucesos de las últimas semanas, la imagen que ha transmitido el Mallorca ha sido de desconcierto. En la imagen, el director deportivo, a la derecha. | Redacción Deportes

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En un club donde nadie dice ni mu y el hermetismo es casi más valioso que un buen fichaje, algunos movimientos y operaciones acaban resultando indescifrables. Cuando no hay explicaciones de ningún tipo, las especulaciones acaban resultando inevitables. Es una consecuencia de la bunkerización.

Partiendo de la base que sólo Ortells y Vicente Moreno conocen al dedillo el guión de los sucesos de las últimas semanas, la imagen que ha transmitido el Mallorca ha sido de desconcierto.

Su obsesión por dejar claro que VM sólo abandonaría el club si pasaba por caja responde más a un gesto racial que a una gestión profesional. Ningún entrenador sigue en un banquillo después de anunciar que quiere irse y casi ningún club quiere en su banquillo a un entrenador que ha comunicado que su ciclo se ha agotado.

Moreno escribió su epílogo un 14 de julio y en todo este tiempo Ortells se ha ganado fama de lento y torpe. Igual si dieran alguna explicación...