Los jugadores del Real Mallorca atienden a las instrucciones de Vicente Moreno en una pausa de hidratación durante el partido ante el Athletic Club en San Mamés. | Carlos Gil-Roig

TW
8

El Mallorca no termina de superar el mal del altura que padece desde el último ascenso, fechado hace poco más de un año. Tras dos temporadas de escalada continua y de hollar en un tiempo récord la cima del fútbol español, el conjunto balear anda justo de oxígeno y no llega a aclimatarse del todo a una categoría que no espera a nadie. Su caída en el nuevo San Mamés (3-1), unida a la del miércoles en Valdebebas (2-0), elevan a veinte el número de derrotas que apila en la clasificación después de 32 jornadas. La peor marca del curso en Primera y Segunda, la más floja del club a estas alturas de la película y una de las más pobres de su biografía. Con un nuevo revolcón igualaría su peor registro en ese sentido (21), que arrastra desde 1992.

En los últimos años de circulación por las plantas inferiores el Mallorca había conseguido invertir su tendencia y contener esa curva de derrotas que ahora, en una carrera tan selectiva y exigente como la de la permanencia, supone una insoportable mochila a la espalda. Ya con Vicente Moreno sentado al volante y entre las fases regulares de Segunda B y Segunda, el equipo de Son Moix solo perdió 16 veces. Era evidente que al moverse entre los grandes esa cifras se ajustarían y cobrarían otra dimensión, aunque el desnivel ha resultado infernal. Para el Mallorca, casi todo se ha desarrollado sobre una pendiente resbaladiza.

Noticias relacionadas

Bajo la frialdad y la lupa de los números, el Mallorca ha cerrado con pérdidas el 62.5 % de los encuentros de su regreso a Primera. O lo que es lo mismo, solo ha facturado en doce jornadas, con siete victorias y cinco empates que han dejado 26 puntos en la caja fuerte. Un patrimonio insuficiente para optar a una permanencia cada vez más borrosa que en estos momentos solo divisa a lo lejos.

Las comparaciones con otras temporadas tampoco ayudan a detener las sirenas o a reducir el pitido de las alarmas. El año del último descenso (2013), el Mallorca acabó el curso con tantas derrotas como las que ha sufrido hasta ahora, cuando todavía faltan seis episodios por rodar. A su paso por la jornada 32 había perdido 18 encuentros, sumaba dos puntos más y tenía la salida del túnel a solo uno. De todas formas, el techo de derrotas en Primera (21) lo alcanzó en el descenso justo anterior, el de la temporada 1991-92, en la que bajó como colista. No obstante, tampoco había atravesado este punto del campeonato en tan malas condiciones y afrontaba las seis jornadas finales con mejores cartas que las que tiene ahora. Al ritmo que avanza el calendario tras la pandemia y con un fardo tan enorme a cuestas, al Mallorca se le han acabado las escapatorias. Si quiere llegar con aliento a las rampas finales apenas va a poder equivocarse.

De cualquier forma, el Mallorca tampoco llegará al récord negativo de la Liga en lo que a derrotas se refiere, que está en posesión del Sporting desde la temporada 1997-98: 29 partidos perdidos. Unos datos a los que sí se acercaron el Málaga (28, 2017-18), el Levante (26, 2007-08) o el Granada (26, 2016-17).