El niño que hacía «cosas diferentes»

Siviero puso sobre la pista y Sureda recogió el guante. Observó a Luka, que era alevín de segundo año y todavía tenía 10 años (cumplía los 11 en noviembre de ese 2015), y pasó con nota una prueba con el Mallorca. Fue suficiente con verle en acción un momento para levantar el pulgar. Entonces se activó la maquinaria. Miquel Ángel Nadal, director deportivo, dio el visto bueno a la operación y Utz Claassen diseñó para el niño el entorno familiar que no había encontrado en el Barcelona cuando le quiso incorporar en 2011, cuando acababa de cumplir apenas 7 años…

Oportunidad

De la mano de un empleado de la empresa de Horacio Gaggioli (el mismo representante que llevo a Leo Messi al Barcelona), Luka y su familia se trasladaron hasta la Ciudad Condal. El niño superó las pruebas y el Barça le abrió las puertas de La Masía, aunque para ellos sus padres debían residir en tierras catalanas. Sin embargo, su padre, Diego Romero, que entonces militaba en el Formentera, declinó la oferta por motivos laborales y el futbolista siguió en Ibiza.

Pero su nombre sigue anotado en la lista de futuribles del Barça. Incluso una leyenda urbana apunta a que el club azulgrana ya tiene ‘fichado’ a Luka para cuando cumpla los 16 años. «Eso es rotundamente falso» apuntan desde la agencia de representación de Fali Ramadani, que lleva los destinos de Luka desde hace cerca de un año y medio.

Cerradas las puertas del Barcelona por motivos ajenos a su voluntad, el pequeño Luka seguía sin perder la sonrisa ni la clase. Incluso se hizo viral un vídeo suyo haciendo malabares con el balón en la playa de ses Illetes junto a Dani Alves, entonces lateral derecho del Barcelona. «Sáquenle las fotos a él, es Leo Messi», dijo el brasileño en referencia a las cualidades del pequeño Lukita, al que siempre se le compara con el astro argentino.

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El Mallorca le reclutó para la temporada 2015-16. Utz Claassen le puso sobre la mesa un proyecto familia y un contrato importante para un niño de su edad que incluía casa para la familia, sueldo y una serie de condiciones irrechazables para los Romero-Bezzana. Ingresó gratis en el club balear, gracias al acuerdo de colaboración con el Sant Jordi ibicenco.

Cinco años después de su llegada, este zurdo con calidad, y desborde y su peinado ochentero, ha hecho historia. Vicente Moreno, que le sigue desde que llegó, le incorporó en el primer día permitido para los entrenamientos grupales, el pasado día 1 de junio.

Incluso el Mallorca tuvo que pedir un permiso especial a LaLiga para que pudiera jugar, ya que hasta los 16 años, la Ley de Protección del Menor, impide desarrollar una labor profesional. Pero Luka siempre ha sido un adelantado a su tiempo. Siendo cadete, jugaba en Nacional Juvenil y se ha estrenado en Primera División sin pasar ni por División de Honor ni por el filial… Un hecho insólito.

Personalidad

Los que le conocen resaltan su gran personalidad y calidad humana. Es humilde y está muy unido a su hermano mellizo Tobias, que juega como portero en la Penya Arrabal.
Sus representantes, conscientes de que el nombre de Luka figura en las agendas más codiciadas, apuestan por la cautela. La idea pasa por seguir creciendo en un club como el Mallorca, que le presentará una oferta cuando cumpla 16 años el próximo 18 de noviembre. Tiene un contrato privado como menor de 16 años que sería papel mojado si viene un club con una oferta económica irrechazable.

Nacido en México de forma circunstancial –su padre jugaba allí- Luka es y se siente argentino. De hecho, ya marcó con la Sub 15 albiceleste y es fijo para Bernardo Romero, exjugador del Mallorca que trabaja para la AFA como coordinador de selecciones juveniles.
El día después de su bautizo en Primera fue una locura. Luka pasó de 20.000 a más de 70.000 seguidores en Instagram y también su cuenta de Twitter creció de forma exponencial. Mientras, él no perdió la sonrisa y voló con sus compañeros a Bilbao.

A buen seguro que Siviero esbozó una sonrisa al ver debutar a Luka Romero, aquel niño que le dejó prendado y que ahora está en boca de todos. Menos mal que Sureda cogió aquella llamada…