Lionel Messi celebra junto a Cesc Fàbregas uno de los goles que marcó en su última visita a Son Moix, en el año 2012. | STRINGER/SPAIN

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Lionel Andrés Messi Cuccittini (Rosario, 1987) no necesita presentaciones. Y menos aún en Son Moix, un recinto del que jamás se ha marchado de vacío. El argentino, que no desfila por la pasarela del Camí dels Reis desde noviembre de 2012, se afila las uñas para volver a uno de los numerosos estadios en los que ha dejado su huella por todos los rincones. Ha ganado en el campo del Mallorca los cinco partidos de Liga en los que ha participado y solo en uno de ellos le ahorró al conjunto balear el mal trago de ver agujereada una de sus porterías.

Con el foco sobre la cabeza desde la semana pasada, cuando una contractura leve lo mantuvo entrenando en el gimnasio y se extendió la sombra de la duda, Messi sabe que el título va a exigirle un esfuerzo extra al servicio del Barça en este minicampeonato que para él arranca este sábado en la capital balear. Autor de 19 tantos hasta que todo se vino abajo en marzo, el 10 dejó su primer sello en la Isla hace casi tres lustros, aún bajo el mando de Frank Rijkaard (temporada 2005-06). Ese día, como casi siempre, fue implacable. El técnico holandés lo tuvo en el banquillo hasta el minuto 73, cuando le mandó sustituir a Henrik Larsson. Dos minutos después ya había perforado el marco de Miquel Àngel Moyà. Y ocho minutos más tarde bajaba la persiana con un nuevo tanto que hacía añicos a la defensa bermellona, compuesta entonces por David Cortés, Tuzzio, Nunes y Fernando Navarro.

La segunda visita de Leo Messi a Son Moix tuvo como excusa unas semifinales de la Copa del Rey (temporada 2008-09). El Mallorca tuteaba al Barça de Guardiola y soñaba con una remontada imposible gracias al gol del Chori Castro al filo del descanso. Hasta que Messi, de nuevo en el banquillo, reclamó su turno de palabra. Reemplazó a Bojan Krkic en el segundo tiempo y superó a su compatriota Germán Lux a nueve minutos del final para apagar definitivamente las esperanzas de los isleños (1-1). Ese partido es, en cualquier caso, el único que no ha ganado Messi en el domicilio del Mallorca.

El único encuentro en el que no ha marcado es en el siguiente de la lista. Volvió a ser suplente y al Barça tampoco le hizo falta. El rol de goleador lo asumió en aquel momento Zlatan Ibrahimovic y al argentino le bastó con sustituir a Iniesta tras el descanso para mantener el control del enfrentamiento.

Messi fue por primera vez titular en Son Moix en la temporada 2010-11, con David Villa y Pedro como socios de ataque (0-3). Marcaron los tres, pero fue la Pulga quien inició el tiroteo desquiciando a Dudu Aouate en el primer tiempo. Una trama que duplicaría durante la campaña siguiente (2011-12). Encontró el centro de la diana antes de la primera media hora y Piqué remató la faena culé en los postres (0-2).

En su última visita hasta la de esta semana, el argentino tampoco tuvo piedad. Firmó un nuevo doblete, acompañado esta vez por las dianas de Xavi Hernández y Tello (2-4), que ponían al Mallorca de Caparrós boca abajo. Es Messi, la amenaza infinita.