Lumor Agbenyenu, Antonio Raíllo e Iddrisu Baba, futbolistas del Real Mallorca, después de encajar un gol durante el último partido en Son Moix. | M.A.Borràs

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Ha llegado el momento de empezar a cerrar heridas. O, al menos, de curar las que peor pinta tienen. Fuera de la zona roja, aunque evidentemente lastrado por sus últimas funciones, el Real Mallorca regresa este domingo al lugar en el que se siente más cómodo con la única idea de rehabilitarse. El conjunto de Vicente Moreno, apartado de la victoria desde que exprimió al Real Madrid, espera actualizar su mejor versión ante uno de los equipos con más dinamita de la Liga, un Villarreal armado hasta los dientes y de aspecto desafiante al que solo supera el Barça en cuanto a volumen de goles (Son Moix, Movistar LaLiga, 12.00 horas).

Con mes y medio por delante para abrochar el 2019 sigue siendo pronto para encender las alarmas, pero las necesidades empiezan a acentuarse. Especialmente en equipos como el Mallorca, que no ha llegado a encontrar la línea de la regularidad y que acaba de salir de uno de los tramos más accesibles del calendario con más piedras que provisiones en la mochila. Incapaz de recoger nada del suelo como foráneo, está obligado a compensar sus números en la capital balear, donde ha ido alternado jornadas tan mágicas como la que motivó el cambio de gobierno en la clasificación, con otras mucho más ásperas. Como la más reciente ante Osasuna.

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En el parte de bajas semanal sobresale esta vez el nombre de Salva Sevilla, sancionado por acumulación de amonestaciones. Una ausencia sensible, tal y como ha admitido el propio Vicente Moreno, aunque tampoco definitiva. El almeriense solo se ha perdido un partido desde febrero —aquella intrascendente visita a Almendralejo previa al playoff—, pero también es cierto que ocupa una posición en la que hay recambios activos. Todo indica que Dani Rodríguez colaborará con Iddrisu Baba en la franja central y que el vacío que quedaría en la orilla derecha será para Take Kubo, aunque en la libreta de Moreno hay otras fórmulas que pasarían por darle entrada a Marc Pedraza o Aridai Cabrera, que ya tuvieron su cuota de protagonismo en el José Zorrilla. En cualquier caso, el entrenador bermellón ha tenido a varios futbolistas entre algodones durante gran parte de la semana. Entre ellos Lago Junior, que debería llegar a tiempo, y Fran Gámez, que parece tenerlo más complicado. En principio, todo tendría que volver a la normalidad en la portería tras la entrada de Fabricio Agosto por Manolo Reina del último domingo en Valladolid.

El Villarreal, por su parte, llegó este sábado a Palma en un vuelo chárter procedente del aeropuerto de Castellón en el que viajaba Toko Ekambi. El delantero camerunés no pudo acabar el último partido frente al Athletic por culpa de una sobrecarga en los isquiotibiales que le forzó a pedir el cambio y aunque durante la semana ha trabajado a un ritmo inferior, ha ido mejorando de sus molestias hasta encontrar un sitio en la convocatoria de Javi Calleja. Los que no están en la lista son Manu Morlanes y Alberto Moreno, ambos con lesiones musculares. El primero arrastra dolencias en el recto anterior de la pierna derecha y el segundo, una rotura en el bíceps femoral de la pierna izquierda.

Tras la estela del vagón de cabeza pero después de enganchar dos partidos sin ganar —en el último de ellos y, por primera vez en lo que va de temporada, se quedó sin marcar—, el Villarreal necesita volver a ganar para recuperar parte del gas del que se ha ido desprendiendo y recuperar su rostro más feroz y temible.