Vicente Moreno observa un entrenamiento del Mallorca. | Pere Bota

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La pretemporada del Mallorca atraviesa una zona de turbulencias. La planificación de la nueva campaña y la reforma de la plantilla, que pese a todos los movimientos realizados en ambas direcciones parece situada todavía en su fase inicial, han abierto una pequeña brecha fuera del campo y en plena preparación del equipo, que en solo dos semanas empezará a recorrer las carreteras de Primera División sin saber muy bien qué aspecto tendrá cuando se mire en el espejo.

La mecha de la tensión, que parecía controlada, prendió el jueves, cuando el segundo entrenador mallorquinista, Dani Pendín, lanzó un dardo y un recado en voz alta a los arquitectos del proyecto. Aprovechando la previa del amistoso contra el Málaga y con el micrófono de IB3 Televisió delante, el argentino fue claro. «Esperemos que lleguen más fichajes», destacaba frente a las cámaras de la autonómica justo un día después de que el club hubiera anunciado dos incorporaciones, la del atacante serbio Igor Zlatanovic y la del lateral ghanés Lumor Agbenyenu. «Si pueden ser de la liga española, mejor», matizaba. «Que entiendan lo que es, que hayan jugado en Primera. Todos sabemos que va a ser un año difícil. Los jugadores que lleguen tienen que dar un nivel más alto de lo que tenemos», concretaba Pendín para redondear unas declaraciones que ponen de manifiesto un secreto a voces: teniendo en cuenta cuál es su nuevo contexto, este Mallorca necesita algo más. Un mensaje lógico y comprensible que, en cualquier caso, nadie del vestuario se había atrevido a pronunciar en público.

El destinatario del mensaje que envió Pendín era la dirección deportiva, con Javier Recio al frente. El exfutbolista, que tiene previsto reincorporarse este domingo a la concentración de Benahavís y asistir al encuentro de esta tarde entre el Mallorca y el Valladolid del Marbella Football Center, es sin duda alguna uno de los protagonistas del verano en clave bermellona. También es, junto al consejero delegado, Maheta Molango —el CEO se encuentra en Estados Unidos y planea viajar a principios o mediados de esta semana a la concentración—, quien traza los planos de una plantilla que en quince días tiene que empezar a generar dividendos. Se enfrentará al Eibar en la primera jornada durante el tercer fin de semana de agosto, aunque tiene de margen hasta el 2 de septiembre, fecha del cierre del mercado en España, para adoptar su rostro definitivo.

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Hasta ahora el Mallorca ha realizado un total de siete incorporaciones: los defensas Aleksandar Sedlar y Lumor; los centrocampistas Señé y Aleix Febas y los delanteros Pablo Chavarría, Álex Alegría e Igor Zlatanovic. Sin embargo, la mayoría de ellas ya estaban cerradas desde antes de conseguir el ascenso y se habían proyectado para pelear por todo en el caso de que el playoff no acabara como acabó. El resultado provisional es que, pese a esas maniobras para renovar y aumentar la musculatura del plantel, el equipo se adentrará en un terreno prácticamente desconocido. De los más de 25 futbolistas que estos días llenan el tanque del combustible en Marbella solo nueve conocen la Primera División y muchos de ellos solo de forma circunstancial. Únicamente Salva Sevilla y Álex Alegría saben lo que es jugar más de cuarenta partidos en el ático y solo Josep Señé y Manolo Reina superan la veintena. Una falta de bagaje que genera cierta desconfianza y que en algunos casos se agrava con otras trabas, como la del idioma o el desconocimiento del fútbol español, tal y como denunció Pendín en su intento por variar el rumbo de la política deportiva.

Precedentes

Es el primer foco de tensión que cubre por completo al proyecto, aunque ambas partes esperan que se vaya apagando en lo que resta de mercado. De hecho, ya sucedió algo similar durante el pasado mes de enero, cuando el cuerpo técnico insistía en la necesidad de reforzarse y el club contemporizaba y era muy prudente a la hora de dar algún paso. Entonces se redactó una final que dejó satisfechos a todos, ya que la dirección deportiva acabó incorporando a gente de peso en el ascenso como Ante Budimir o Leo Suárez.