La Plaza de las Tortugas ha albergado la fiesta final de la celebración por el ascenso del Real Mallorca a Primera División con gran ambiente y mucho aficionado. | Pere Bota / Pilar Pellicer

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Fiesta debordante, de menos a más. El Real Mallorca sembró el éxtasis en el centro de Palma y el ascenso a Primera División se celebró a lo grande desde las 19.30 horas de la tarde hasta pasadas las once de la noche. La celebración se vivió con intensidad desde que los futbolistas llegaron a Cort para tomar el balcón y dirigirse uno a uno a los aficionados que llenaban por completo la plaza del Ajuntament.

Ahí empezó una fiesta de Primera y ahí se escuchó con fuerza el gran mensaje de la jornada: «Vicente, quédate», en alusión a la continuidad en el banquillo del técnico del Mallorca. La hinchada no concibe al conjunto balear sin el valenciano a los mandos y el técnico, al que le queda un año más de contrato, escuchó en reiteradas ocasiones cómo los seguidores le pidieron que siguiera en el banquillo de Son Moix.

La fiesta en Cort tuvo su continuidad en el Consolat de Mar, donde fueron recibidos por Francina Armengol y tras una serie de breves discursos los jugadores se dirigieron hacia la plaça Joan Carles I donde tuvo lugar la gran traca final.

Ahí Jaume Colombás se hizo con el micrófono y su hermano Paco con los platos para ir dando paso a todos los futbolistas uno a uno. Al ritmo de una variada banda sonora, los futbolistas fueron subiendo por número de dorsal al escenario. El primero fue Leo Suárez y tras él Estupiñan, que lo hizo bajo un atronador «Pervis quédate». «No tengo palabras para demostrar tanta emoción», dijo el ecuatoriano sin mencionar si va a seguir o no, aunque su futuro está en Osasuna. Llegó el tiempo de Baba, coronado como ‘MVP’ por el gran partido que llevó a cabo frente al Deportivo. Sergio Buenacasa prometió «guerra» el año que viene en Primera y Valjent y Budimir elevaron la temperatura en la plaza. «Ojalá el año que viene sigamos así», se limitó a decir el croata. Llegó el momento de Raíllo y de Stoichkov, que aseguró que es «un orgullo vestir esta camiseta y que ahora el Mallorca está donde se merece».

Valcarce se quedó con todos. «Aunque no lo sepáis la verdadera estrella del Mallorca soy yo. Vine al Mallorca para ascender a Primera. El éxito es colectivo, haya jugado más o menos, y estoy orgulloso de formar parte de esta gran familia». Emotivo fue tambiçén Salva Ruiz: «Cuando llegué venía de pasar los dos peores años de mi vida y aquí he vivido los dos mejores», apuntaba el lateral izquierdo valenciano.

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Dani Rodríguez subió a lo Rocky Balboa, con una toalla en la cabeza y pegando puñetazos al aire. «Quiero cantar una canción que me cantaron en Albacete... Dani Rodríguez hijo de p...», en un claro signo de devolver los golpes que recibió en el Belmonte. Lago Junior volvió a ser uno de los más aclamados y Alex López, que en las celebraciones del año pasado ya anunció que este verano volverían se acordó del vecino con «bote, bote, bote, balearico el que no bote».

Se vino abajo la plaza cuando llegó el momento de Abdón Prats, que subió al escenario con una bengala en la mano. El autor del gol del ascenso observó cómo la plaza coreaba su nombre. «No tengo palabras para definir este momento. Quiero que todos los que animábais a estos animales (señalando a sus compañeros), os quiero socios la temporada que viene. Los 23.000, más 10.000 y 15.000 que hay en toda la Isla. No quiero más la Segunda División en Mallorca. Ha sido el mejor Sant Joan de nuestras vidas, lo recordaremos siempre».

El arte subió al escenario con Salva Sevilla como protagonista y los compañeros lo levantaron a hombros. «¿Creo que lo estáis pasando bien no? Como sabéis estoy mayor, tengo el pelo blanco. Eso quiere decir que he estado en muchos equipos, en partidos importantes, partidos de UEFA, de Primera y deciros desde mi corazón que lo que estamos viviendo esta temporada con todos vosotros es insuperable. Vamos a seguir juntos, vamos a por más y os quiero mucho», señaló el almeriense sobre el escenario.

El tiempo de Aridai fue también especial porque es uno de los jugadores preferidos de la afición. Sobre los hombros de Alex López, dijo que «se cumple el sueño de muchos, especialmente para mí que después de muchos años en Segunda B ahora tendré oportunidad de jugar en Primera». Especial fue también la subida sobre el escenario de Marc Pedraza, el hijo del inolvidable Angel Pedraza, muy presente en la mente de los mallorquinistas. «Solo voy a decir una cosa, por ti», dijo señalando al cielo antes de romper a llorar. Después todos los jugadores fueron a él a abrazarle. Xisco Campos subió de los últimos al escenario entre los vítores de los seguidores. El de Binissalem se acordó del «lume» de Riazor, de ese fuego con el que motivaban a los suyos. «Foc i caliu», dijo el jugador devolviendo el golpe. «Esta afición es un orgullo, muchos gracias a todos», dijo el mallorquín. Manolo Reina y Joan Sastre fueron los últimos en subir. El de Porreres calificó el año de «espectacular» y agradeció a la afición su apoyo todo el año. Cerró el portero de Villanueva del Trabuco, que vive una segunda juventud en la portería del Mallorca dotando al equipo de seguridad y carácter. «Quiero agradecer a la gente cuando nadie confiaba en nosotros, a este pedazo de equipo. Nos hemos ganado el derecho a estar en Primera».

Llegó el momento del cuerpo técnico comandado por Vicente Moreno. «Antes oía a Parera decir que esto parecía un sueño del que no queremos despertar. Simplemente os doy las gracias, también a estos colosos de jugaores que tengo detrás y recordar que lo mejor siempre esta por venir». Hablaron también Dani Pastor, el preparador físico y Dani Pendín, el imprescindible ayudante. «Nosotros tuvimos un sueño increíble y lo hicimos realidad», comentó. El consejero delegado escuchó los cánticos de «Maheta quita las lonas».

«Bajamos al barro», recordaba el CEO, «pero esto equipo no se rinde y ahora el Mallorca es de Primera». Andy Kohlberg, el presidente del club, se esforzó para ser entendido en castellano y cerró el acto definiendo como «increíble» lo que estaba viviendo. «Es un día histórico para el Mallorca. Nuestros jugadores son increíbles y el día más importante del año jugaron el mejor partido». Ese momento dio paso a la música, las luces y el ruido. Ruido de Primera.