Fran Gámez controla en esférico ante la atenta mirada de Varela. | ALBERTO NEVADO/LOF

TW
37

El Real Mallorca ha vuelto a realizar un ejercicio de practicidad futbolística y ha sumado los tres puntos gracias a un solitario tanto de Carlos Castro en la primera mitad después de una maravilla de asistencia de Abdón Prats.

Bajo el abrigo de un escenario de Champions, pero esta noche desangelado, arrancó el partido con el mismo escenario que el de la semana pasada en Son Moix. El Mallorca dejaba jugar al contrario a la espera de poder encontrar un resquicio para hacerle daño. Pronto Aridai olió la sangre y avisó de lo que podía ofrecer el conjunto balear con espacios.

La puesta en escena de los locales intentando salir jugando desde atrás hacía intuir que algo podía pescar ahí el Mallorca. Y vaya si lo hizo. Marc Pedraza robó el esférico cerca del área, dejó para Abón Prats y éste, en una obra de arte en forma de asistencia, la cedió a Carlos Castro para que anotara el que a la postre sería el único tanto del partido.

Noticias relacionadas

Tras el gol el Rayó despertó y Aitor García, de los más peligroso de los locales, lo intentó desde lejos. Los locales se animaban cuando el Mallorca les dejaba correr, no solo en ese tramo del partido sino durante los 90 minutos. Antes del descanso los bermellones avisaron en un par de ocasiones, pero el marcador no se quiso mover.

Tras el tiempo de asueto, el conjunto local dio un paso al frente monopolizando la posesión pero sin crear peligro. De nuevo con metros por delante y pudiendo correr mostraba peligro el novel equipo madrileño. El Mallorca se mostraba cada vez más cansando y Vicente Moreno quiso acabar con ello. Retiró del campo al goleador Castro y dio entrada a Dani Rodríguez para ayudar en la contención. Ese paso atrás lo aprovechó el Rayo Majadahonda, cada vez más cómodo sobre el campo.

Morillas avisó tras un lanzamiento de esquina en el 60 pero dos minutos después Abdón se topaba con el palo. Señal inequívoca de que si los locales querían guerra la iban a tener. Lástima que ese intercambio de golpes se convirtiera en un espejismo con el paso de los minutos.

En el último tramo fue el Rayo el que dispuso de la posesión y el que quiso el empate, algo que no llegaría a pesar de las ganas que le pusieron los de Iriondo. Al final, nuevo triunfo bermellón para alcanzar la segunda plaza de la liga.