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Faltó muy poco para que el Mallorca cuajara la función perfecta y pasara toda la semana con medio cuerpo bajo las sábanas de la LFP. Enchufado desde que atravesó las puertas de Son Moix, el equipo de Vicente Moreno estuvo a punto de resolver en un capítulo la eliminatoria que debe sacarlo del agujero. Solo el gol de Pito Camacho y la ocasión que falló Álvaro Bustos mantienen el fuego encendido de cara a la batalla de Anduva.

El Mallorca lo tiene todo de cara para cerrar en Miranda el círculo más negro de su historia moderna y enterrar el sufrimiento que arrastraba hace justo año. Este domingo, en otro guiño del destino —el primero le sorprendió emparejándole con el conjunto burgalés y el segundo, con el orden de la confrontación— Lago Junior y Antonio Raíllo, los únicos supervivientes del naufragio que culminó en Anduva, asfaltaron la carretera del ascenso y empezaron a señalizar el camino de vuelta.

A la ‘operación retorno’ solo le queda una etapa y el Mallorca la cubrirá con la mochila cargada de provisiones y el viento de cara. Anduva aún provoca pesadillas, pero ya se ve la luz al fondo del pasillo...