Joan Sastre, lateral derecho del Mallorca, posa para este periódico en las instalaciones de la ciudad deportiva de Son Bibiloni. | M. À. Cañellas

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Joan Sastre Vanrell (Porreres, 1997) es el protagonista inesperado del Mallorca que desde hace tres meses gobierna con mano de hierro la Segunda División B. Se incrustó este verano en la primera plantilla, casi de incógnito, y sin apenas levantar la voz ha echado raíces en el lateral derecho del equipo, donde se siente cada vez más suelto y seguro. Cuando llegó solo sumaba un partido con el primer equipo —debutó hace dos años con Albert Ferrer en la Copa del Rey— y a día de hoy solo se ha ausentado en dos jornadas, ambas por sanción, que curiosamente coincidieron con los dos primeros frenazos de una formación que lo ganaba todo. El domingo en Lleida abrió la lata sirviéndole el primer gol de la mañana a Giner y ahora, por mucho que le hablen del ascenso o de sus conquistas individuales, solo se fija en el Elche.

—¿Qué tal se está encontrando?
—Bien, la verdad. Hemos empezado genial y estoy muy contento, por estar jugando tanto y por aportarle cosas al equipo.

—¿Se lo esperaba, tanto lo suyo como lo del equipo?
—Empezamos la pretemporada pensando en ganar cada partido y en ir paso a paso y sí que es verdad que lo estamos consiguiendo, porque llevamos una gran puntuación y estamos muy bien en la clasificación. Por mi parte, solo trabajo cada día para estar en el once.

—Solo se ha perdido dos partidos en los que, curiosamente, el equipo no ha ganado...
—Eso es casualidad (risas). Y sobre mi progresión, es sobre todo trabajo. Cuando empezamos a entrenar me preparé para esto y estoy contentísimo de que el míster confíe en mí de la manera que lo hace. Le estoy dando todo lo que puedo y todo lo que me pide. Espero que siga así.

—¿Cómo se calificaría?
—Es una pregunta jodida (risas)... No creo que deba hacerlo y menos ahora que todavía es pronto. Eso lo dejo para ti (risas).

—¿En qué le gustaría ir a más?
—Me gustaría que cada vez que subo y centro el balón fuera directamente al delantero en lugar de que lo desvíe un defensa. Si pudiera hacer una asistencia por partido sería la leche. No podría pedir más (risas).

—¿En el tiempo que pasó entre su debut y su aterrizaje en la primera plantilla llegó a pensar que a lo mejor no volvería a tener otra oportunidad?
—Era muy joven cuando debuté. Tenía 17 años y una ilusión terrible por jugar en Segunda. No tuve la oportunidad de debutar en la liga pero uno siempre confía en sí mismo y espera que los resultados le vengan de cara y acaben llegando.

—Ahí está siendo fundamental Vicente Moreno. ¿Lo conocía?
—No lo conocía personalmente y es un entrenador que te ayuda en todo y que te explica en profundidad todos los detalles, tanto lo que haces bien como lo que haces mal. Nos está dando confianza a todos. Está muy bien tener un entrenador así, que controle todos los aspectos y es así como las cosas salen.

—El otro día marcó Giner, pero fue usted quien le dio las alas...
—Fue una incorporación al ataque en la que salió todo bien. El balón fue al área y a las botas de Ferran. Y gracias a Dios entró.

—Se le aprecia la vocación ofensiva al cruzar más allá del centro del campo.
—Me siento cómodo y me gusta mucho subir al ataque, la verdad. Y si puedo aportar ahí, mucho mejor.

—¿Qué es lo que más le ha impresionado en su primera temporada con la primera plantilla?
—Lo que más me ha sorprendido es la ilusión y las ganas que tiene todo el mundo. Sea quién sea. No importa que sea Salva (Sevilla), por ejemplo, que viene de Primera División, o yo mismo, que llego del filial. Estamos todos muy ilusionados con lo que está pasando este año.

—Los números del equipo están muy por encima de lo habitual.
—Estamos trabajando el día a día y el resultado será el que sea, pero el trabajo se hace para ganar cada partido. Es muy difícil sacar estos puntos de diferencia sobre el segundo, pero esto no ha hecho más que empezar y once puntos son recuperables si no seguimos en esta línea.

—¿Se han marcado algún reto en particular en ese sentido?
—Reto en sí no hay ninguno, porque todos queremos ganarlo todo cada semana. Pero sí que nos gustaría, por ejemplo, llegar al final de la primera vuelta sin perder. Sería tremendo.

—¿Por dónde puede seguir creciendo este Mallorca?
—Siempre hay detalles en los que mejorar, siempre. Desde fuera a lo mejor solo se ve que ganamos, pero tenemos que buscar la excelencia y hay muchas cosas puntuales en las que incidir.

—El domingo viene el Elche. Primero contra segundo y otra ocasión para abrir más la brecha.

—¿Un deseo?
—Por ahora, ganar el domingo.