Maheta Molango, consejero delegado del Mallorca, en una foto de archivo. | Joan Torres

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El Real Mallorca ha venido ofreciendo una gratificación económica a algunos de los empleados que ha despedido durante los últimos meses a cambio de que firmen, en el mismo momento que aceptan las condiciones de su finiquito, una cláusula de confidencialidad. El documento en cuestión refleja, entre otros aspectos, la obligación de no criticar al club y que tampoco puedan hacerlo ninguno de sus familiares, concretamente de su «entorno», segun refleja el propio documento.

Esta «cláusula del miedo», tal y como es conocida en la entidad balear, prohíbe criticar al Mallorca y a sus «dirigentes». Además, la cláusula no se circunscribe únicamente a los profesionales a los que se ha abierto la puerta de salida de la SAD balear, sino también es extensiva a terceras personas afines, es decir, familiares. En caso de que esta cláusula no sea firmada, la cifra recibida por el despido es inferior y en caso de rubricarse y no respetarse, se incurriría en un supuesto incumplimiento de contrato con las medidas legales que ello podría conllevar.

Según ha podido conocer este periódico, el entorno de Maheta Molango y el propio consejero delegado están verdaderamente obsesionados por mitigar cualquier crítica hacia su gestión, especialmente las que se vierten en las redes sociales y ante la imposibilidad de controlar todo lo que se publica, su intención con esta medida es al menos reducir el impacto que supondría que los propios empleados despedidos, con la información que manejan de lo que sucede en el seno del club, puedan dinamitar todavía más el ya convulso mandato de Maheta Molango en el Mallorca.

En este escenario, la situación llegó al punto de solicitar a Toni Tugores, que continúa en el club en el cargo de delegado, que también firmara esta cláusula debido a un mensaje solidario que publicó en Twitter tras el reciente despido de un empleado.

El documento de confidencialidad explícitamente quiere impedir que los despedidos lleven a cabo lo que ellos entienden como «comportamientos inadecuados o injuriosos en redes sociales u otros medios de comunicación» y que estos «comportamientos» puedan producir un perjuicio a la imagen del «club, dirigentes, compañeros y miembros de la plantilla».

La cláusula tiene carácter «indefinido» y un gran número de profesionales la firmaron. En según qué casos y dependiendo dela relevancia del cargo que cada despedido ocupaba en el club la cifra que recibían era de mayor o menor cuantía. Se han llegado a bonificar con hasta 5.000 euros a algunos despedidos cambio de un silencio indefinido.

El club está estudiando desde hace semanas la posibilidad de proponer en breve a su actual plantilla de empleados la firma de un documento de estas características a cambio de una mejora salarial.