Yuste abraza a Culio en una imagen del encuentro disputado en Murcia. | Pascu Mendez

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El Mallorca afronta este sábado (Son Moix, 16:00h) ante el Lugo una nueva final por la salvación. Cada vez queda menos y de cada vez los puntos en juego son más imprescindibles.

Este sábado es el momento de ganar y punto y de hacer un partido aceptable durante los noventa minutos. No basta con medio tiempo o con dos fogonazos o con un par de disparos a puerta. La evolución total que está observando el equipo y el entrenador requiere ahora de victorias porque todo lo demás son fuegos de artificio. El plan de Olaizola es ganar, el cómo ya es secundario. El técnico vasco sigue esposado a una plantilla descompensada y que requiere de continuos vaivenes. Hoy por ejemplo no está Oriol y sí Dalmau y Saúl. Tampoco está Campabadal lesionado, en su lugar entra en la lista Juanjo. Desaparece definitivamente Moutinho, al igual que Salomao y Óscar Díaz, ausentes los tres por decisión técnica.

Pero más allá de nombres y recursos, la victoria es innegociable porque para escapar del barro hay que dar saltos con triunfos, hay que ganar de tres en tres y empezar a confirmar el juego aceptable que por momentos exhibe el equipo y convertirlo en victorias.

Puede ser un buen día para trazar una línea imaginaria entre el antes y el después. Un fin de semana más existe la posibilidad de que el equipo se rearme en defensa y sitúe a tres centrales y dos carrileros. Conviene evitar el desastre ante el Tenerife y recuperar la solvencia atrás. A partir de ahí, con la portería a cero, todo es posible, pero con un gol en contra, lo más normal es que el equipo rojillo no pueda levantar el partido. Olaizola lo tiene claro, también su equipo, o se gana ya o la posibilidad de perder la categoría deberá empezar a verse como una realidad en lugar de cómo un simple temor. El Lugo llega sin Joselu, su máximo goleador.