Brandon y Lekic, en acción durante el partido disputado por el Mallorca en Getafe. | Eduardo Candel Reviejo

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El Mallorca afronta este sábado (Montilivi, 20:00 horas) un desafío de altura contra el Girona. Ganar supondría marcar un antes y un después esta temporada y el grupo balear ha llegado a un punto donde no puede permitirse el lujo de dejar de sumar de tres en tres. Incluso si el rival es el intratable Girona.

Todo lo que se pueda decir del conjunto catalán ya es perfectamente conocido por los aficionados y por el equipo de Olaizola. No ha perdido ningún encuentro en casa, lleva seis partidos consecutivos ganando en su terreno de juego y va lanzado hacia Primera después de quedarse a las puertas en las dos últimas campañas. Sobre el papel, esta no es la Liga del Mallorca, pero lo que cuenta es lo que ocurre sobre el césped y en fútbol hay un componente incontrolable que escapa a toda lógica y a eso se agarra el Mallorca.

En Getafe casi se ganó, también en Oviedo. ¿Por qué no puede ser a la tercera? También es cierto que el equipo balear suele cambiar de rostro. No es el mismo cuando juega fuera que cuando lo hace en casa, pero la permanencia requiere de dar alguna que otra campanada como visitante -solo un triunfo fuera en este curso- y a eso va el Mallorca a Girona. A dar el golpe. Del once titular que jugó el pasado domingo ante el Rayo al de este sábado no se esperan demasiadas novedades. Quizás ninguna a pesar de la recuperación del sancionado Lekic. La principal novedad de la convocatoria fue la entrada de Joan Oriol, que durante la semana había expresado su malestar. No entraron Pleguezuelo, Salomao ni Óscar Díaz.