El entrenador del Mallorca, Pepe Gálvez, se dispone a golpear el balón durante un entrenamiento. | Pere Bota

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El entrenador del Mallorca, Pepe Gálvez, ha afirmado este viernes que «no tiene la sensación» de que este sábado ante el Girona en el Iberostar vaya a ser su último partido en el banquillo bermellón.

Gálvez se ha referido de esa manera al margen de tres partidos que le dio el propietario y presidente del Mallorca, Utz Claassen, para que sacara al equipo del pozo de la clasificación, y que concluye ante el conjunto gerundense.

«Desde el club no me han notificado nada; me importan más los intereses del equipo que los míos y trabajo lo mejor que puedo y no voy a presionar a la entidad para que tome una decisión», ha señalado el técnico mallorquín en rueda de prensa.

Con Gálvez en el banquillo el Mallorca ha ganado un partido, (2-0 ante el Albacete) y ha perdido otro, la pasada jornada en el campo del Tenerife (2-1).

Si los mallorquinistas derrotan al Girona en el Iberostar Estadi, el equipo saldrá de la zona de descenso.

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«Noto que confían en el trabajo que hacemos», ha explicado Gálvez, pero admitió que su continuidad depende de muchos factores.

«No tengo presión, ni los jugadores tampoco ya que no le doy importancia a mi continuidad; cuando el club decida sabremos cosas», reiteró.

El equipo catalán, el segundo equipo más efectivo fuera de casa, «juega con un sistema diferente al del resto de equipos y es muy difícil de contrarrestar; intentaremos hacer un buen partido y sacar los tres puntos», ha señalado Gálvez.

«El Girona arriesga mucho en su juego, son muy verticales y, posiblemente, nos obligue a variar la zona de presión», ha indicado.

«Quizás no sea un partido de tanto dominio como los anteriores, porque ellos adelantan mucho sus líneas», ha subrayado.