Jaime y Pedro Esteban, junto a su abuelo, en el restaurante Can Pedro, de Génova. | Pere Bota

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En el domicilio de los Esteban Vidal el talento se ofrece por duplicado. Exactamente igual que en el vestuario del Alevín Preferente del Mallorca. Allí, con los campos de Son Bibiloni como plataforma de lanzamiento, los pequeños Pedro y Jaime, Jaime y Pedro, han formado una sociedad que se consolida y crece temporada tras temporada.

Una dupla que esparce su calidad por los campos de la Isla, sobre todo del centro del campo hacia adelante. Cosecha del 2004, el pivote y el ariete han empezado a llamar incluso la atención de otras grandes canteras, algo que, por otra parte, tampoco les interesa demasiado. De momento el fútbol es solo una pasión, el complemento a su formación en las aulas del colegio San Cayetano, aunque son ya una de las atracciones de la factoría de la carretera de Sóller y los protagonistas de un sueño: llegar a ser algún día profesionales del balón.

Pedro, delantero, y Jaime, centrocampista, nacieron exactamente con 27 minutos de diferencia. Ahora les separan también unos centímetros y las típicas disputas entre hermanos, pero dentro del campo sus lazos son cada vez más estrechos y firmes. Cada día se buscan más. Cada partido se entienden mejor. Y después de ganarlo todo la temporada pasada, vuelven a disfrutar de otro gran arranque de campaña en el equipo que dirige Miguel Artigues con la colaboración de Cristian Carracedo, el futbolista del filial al que Ferrer hizo debutar en la última eliminatoria de Copa del Rey frente al Huesca.