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Javier Olaizola le reclama al Mallorca los 30.000 euros que le prometió el anterior director deportivo, Toni Prats, por salvar al equipo del descenso a Segunda B en las tres últimas jornadas del campeonato anterior. Tal y como adelantó este periódico el pasado sábado, el ahora entrenador del filial está molesto por el incumplimiento de un pacto que se estableció a su llegada al banquillo de la primera plantilla y que hoy, casi dos meses después del final de liga, todavía no ha sido abordado. Al parecer el acuerdo, del que no existe constancia por escrito, fue tratado de manera superficial en una de las reuniones del consejo, pero tampoco figura en las actas de los mismos.

Javier Olaizola, disgustado con el incumplimiento, ha trasladado ahora por escrito sus quejas al consejo de administración del Mallorca con la idea de obtener una solución, a ser posible, a corto plazo. Según la carta, la prima por la permanencia quedó fijada cuando el vasco se comprometió verbalmente (19 de mayo) a coger las riendas de un equipo que en aquel momento circulaba cuesta abajo y en dirección al infierno de la Segunda B.

Olaizola recuerda en su escrito que después de aceptar la propuesta de Prats habló «de acordar un salario justo» para la situación que finalmente quedó establecido en unos 2.000 euros mensuales, un montante «muy por debajo de los salarios que se habían pagado a los otros entrenadores además de variables por objetivos». Y puntualiza: «Pero negociamos el pago justo de una cantidad en caso de conseguir el objetivo que había en ese momento, que no era otro que la permanencia en Segunda».

«Acordamos de palabra que en caso de conseguir la permanencia en estos tres partidos, para pagar justamente el trabajo realizado, el pago de un premio de 30.000 euros. De esta manera el pago una vez conseguido el objetivo por el que me hice cargo del primer equipo sería más en la línea de lo acordado con los anteriores entrenadores», argumenta.

Olaizola aclara a su vez que si rubricó por escrito el acuerdo fue para anteponer los intereses del Mallorca, que en aquel momento debía centrarse únicamente en mantenerse a flote y porque suponía que, una vez logrado, «no sería ningún problema». «En estos momento el club me ha abonado el salario pactado, pero no se ha hecho cargo de la prima por la permanencia», concluye.

El consejo de administración deberá decidir ahora acerca de un asunto del que los anteriores responsables de la dirección deportivo parecen haberse desentendido.