Álex García (izquierda), José Miguel García (centro) y Mateu Alemany, ayer, en sa Gerreria.

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El juicio por la demanda de Gregorio Manzano y Gonzalo Hurtado contra Mateu Alemany y, subsidiariamente contra otros miembros del consejo de administración del Real Mallorca como Álex García, José Miguel García, Miquel Vaquer y la familia Martí Mingarro, quedó ayer visto para sentencia en la sala número 2 del Juzgado de lo Mercantil de Palma. El expresidente se mostró «indignado» con el técnico y «contento por poder clarificar» el caso, pero también se mostró contuntende a la hora de valorar la posición del presidente del Real Mallorca, Gabriel Cerdà.

«Si hubiera tenido a la afición en contra, hubiera tardado diez segundos en marcharme a mi casa. Es lo que exige la responsabilidad, la estimación y la ética de cada uno hacia el cargo», afirmó Alemany al ser cuestionado por la animadversión de los seguidores mallorquinistas hacia Gabriel Cerdà. «¿Si debe irse? Debe escuchar a la afición. Los directivos están obligados moralmente a respetar la voluntad de los aficionados», añadió. «Por mucho que formalmente sea una empresa, el Mallorca no lo será nunca. Moral y éticamente, y si se considera mallorquinista, es algo a lo que está obligado. Primero va la voluntad de los aficionados y lo otro después, si uno anticipa una cosa a la otra no está cumpliendo con su deber ético», insistió.

Mateu Alemany fue tan claro a la hora de analizar la posición de Gabriel Cerdà como la de Gregorio Manzano, al que criticó por querer convertirse en un acreedor privilegiado cuando en gran medida contribuyó a la delicada situación económica de la SAD balear, además de dejarla en Segunda División. El expresidente hizo estas declaraciones tras la segunda sesión del juicio en la que las partes implicadas ofrecieron sus conclusiones y que ya ha quedado visto para sentencia.

Juicio

El abogado que defiende los intereses de Gregorio Manzano sostuvo fundamentalmente que el entrenador no tenía poder ejecutivo en el club y que los miembros del consejo de administración retrasaron la declaración de concurso de acreedores pese a conocer que las cuentas abocaban a la disolución. Cabe recordar que el entrenador y el que fuera su ayudante Gonzalo Hurtado reclaman 923.527, 99 y 82.506,19 euros, respectivamente, de su ficha correspondiente al curso 2009-10.

Los letrados de los demandados incidieron en que las cuotas de poder del técnico alcanzaban la parcela económica al tomar decisiones en la confección de la plantilla que condicionaban el presupuesto. También resaltaron que conocía los problemas económicos de la institución y precisaron que la declaración de concurso de acreedores, tal como apoya el informe realizado en su día por los administradores, se realizó de forma reglamentaria. Además, apuntaron que, merced al patrimonio del club, no estaban a obligados a declarar la disolución.

«Está claro lo que quería Manzano. Para preservar su dinero, después de haberse llevado 8 millones de euros del Real Mallorca, pretendía que procediéramos a la disolución del Mallorca», indicó Mateu Alemany. «Lo que ha llevado al Mallorca a una situación delicada económicamente es el descenso a Segunda, que es donde nos llevó Manzano», apuntó.

El abogado Joan Buades resaltó que se había puesto de manifiesto la intención de Manzano de llevar al club a la disolución y señaló el peligro que podía suponer para una entidad en el futuro. «Él dijo lo de 'más peligro que un mono con dos pistolas', pues un poco lo mismo», declaró.