El Mallorca consiguió una trabajada victoria ante Las Palmas. | M. À. Cañellas

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Real Mallorca 2 - 0 Las Palmas

Mallorca: Aouate; Ximo, Nunes (Kevin, min. 23) Agus, Bigas; Nsue (Brandon, min. 50),Thomas, Martí, Alex Moreno; Alfaro (Iriney, min.80) y Hemed.

Las Palmas: Barbosa; Ángel, Aythami, Galán (Valerón, min. 60)David García; Javi Castellano, Apoño; Nauzet Alemán, Máyor (Chrisantus, min. 60) Momo (Gómez, min. 87); Aranda.

Goles: 1-0, min. 48: Nsue; 2-0, min. 60: Hemed.

Árbitro: Dámaso Arcediano Monescillo (Comité Castilla-La Mancha).Amonestó a Apoño, Thomas, García, Agus y Kevin.

Con el sótano de la tabla arrasado por el fuego y cielo de la liga a punto de desplomarse sobre sus hombros, el Mallorca ha asomado a tiempo la cabeza. En otra tarde caótica, con la afición resoplando y las gradas colmadas de auriculares, el grupo de Olaizola recuperó la consciencia y dio una zancada que va a proporcionarle un par de cuerpos de ventaja de cara a una última etapa angustiosa. La permanencia aún no está salvo. Ni mucho menos. Pero el equipo se ha protegido ante las combinaciones más lógicas y seguirá disponiendo del turno de palabra en Córdoba, con todo lo que eso implica (2-0).
El Mallorca vuelve a caminar por su propio pie tras responder, puede que por primera vez en toda la temporada, a lo que la categoría esperaba de él. Agresivo y enfocado desde que puso a rodar el balón, el conjunto balear atropelló de salida a un Las Palmas que nunca explicó en Son Moix las razones que le han llevado a habitar en las plantas superiores del campeonato. Guiado en todo momento por el navegador de Pep Lluís Martí, tampoco tuvo que esperar demasiado para ladear el encuentro y poner a los números de su parte.

Punto de partida

A diferencia de lo que ha sucedido durante todo el ejercicio, especialmente frente a su propia portería, el Mallorca descubrió una mina a balón parado. Cada saque de esquina, cada saque de falta lateral, desembocaba en una ocasión favorable, en un derechazo al mentón del conjunto canario que acentuaba la sensación de superioridad que esparcía la escuadra local. A veces por las prestaciones de sus rematadores y en otras por la inseguridad de un Barbosa tembloroso, el Mallorca ganaba terreno. Así lo advirtió Agus al cuarto de hora con un testarazo explosivo que escupió el larguero y que deparó unas secuelas idénticas diez minutos más tarde. Y entre una estampida y otra la tuvieron Álex Moreno y Bigas. El gol no llegaba, pero las vibraciones eran positivas y el motor no se calaba.

Las únicas sombras de la tarde se proyectaron sobre el campo tras cubrirse el primer tercio del combate. El Mallorca se encogió de hombros y Las Palmas amenazó con expandirse. Además, Nunes salía del cuadrilátero por unas molestias y Olaizola tenía que remendar la defensa con la entrada de Kevin. Solo el descanso redujo la marcha de una confrontación que empezaba a ensuciarse poco a poco. Gota a gota.

Aun así, el Mallorca se sacudió los nervios y recuperó su mejor traje en pleno intermedio. Salió mordiendo el bloque local, que enclaustró otra vez al de Josico para reanudar el bombardeo desde la esquina. Y tampoco necesitó invertir mucho tiempo, porque vio enseguida la luz. Martí catapultó la bola al corazón del área amarilla, Barbosa desactivó la alarma y Emilio Nsue emergió a su espalda para estamparlo contra las redes y prender la primera traca de la tarde. Tras pasar más de dos meses recluido en una celda de castigo, el mallorquinismo soñaba con celebrar otra victoria y con arrimarse a la permanencia antes de que se hiciera de noche.

El bofetón de Nsue tampoco levantó del sofá a Las Palmas, que menguaba a medida que la grada, sin dejar de prestarle atención a la radio, lanzaba al aire los fuegos artificiales que tenía reservados para otras conquistas.

Ni siquiera la lesión del propio Emilio redujo la marcha. Olaizola empujó a Brandon al campo y el canterano marcó el inicio del segundo tanto, culminado con un golpe de rabia de Hemed. A partir de ahí, solo quedaba encender la calculadora y, como mucho, empezar a planificar el viaje a Córdoba. La salvación está al otro lado de la mampara, aunque todavía falta hacerle el lazo definitivo. Mantengan el cinturón de seguridad abrochado.