Antonio López intenta asistir a un compañero desde la banda durante el partido entre el Mallorca y el Girona disputado el pasado domingo en el estadio de Montilivi. | Photographer: Miguel Garcia de l

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Por segundo año consecutivo, el Mallorca se acerca a la meta del campeonato con escalofríos y la calculadora en la mano. Doce meses después de sufrir uno de los golpes más duros de su vida moderna -ayer se cumplía precisamente el primer aniversario de su última actuación como visitante en Primera, en el Vicente Calderón-, el conjunto bermellón vuelve a vagar junto a otro abismo y es incapaz de sacudirse el miedo. Además, su paso por Montilivi tampoco ha despejado un horizonte que proyecta todo tipo de colores, desde reflejos suaves y optimistas a tonos oscuros y desgarradores. Entre otras cosas, porque el empate recogido contra el Girona también admite varias lecturas posibles. Por un lado, el bloque isleño mantiene su ruptura con la victoria y desaprovechó una oportunidad única para huir de la quema, pero por el otro mantiene a raya al conjunto catalán, del que se protege también tras asegurarse la iniciativa en el golaverage directo. Sea como sea, la escuadra tendrá que arremangarse para un desenlace eléctrico que pondrá a prueba los nervios del club y su contexto.

Diferencias

A diferencia de lo que sucedía hace un año en la azotea del fútbol español, el Mallorca destapará la caja de los truenos con los dos pies fuera de la alcantarilla. De hecho, ese punto que le ha reportado su visita al campo del Girona, cuyo valor exacto solo se conocerá en cuanto se apaguen las luces, va a impedir que el equipo se despeñe antes de tiempo y le ha blindado ante un posible descenso hasta la última jornada. No obstante, también le obliga a estar pendiente de una carambola a cuatro bandas si quiere presentarse el 7 de junio en el Nuevo Arcángel de Córdoba con las espaldas cubiertas.

El requisito imprescindible para que el Mallorca alce los brazos el sábado y le haga un nudo a la permanencia es derribar a Las Palmas. Aunque a los de Olaizola podría alcanzarles con dos empates en función de lo que pase en el resto de encuentros, para jugar a cubierto en Córdoba hace falta sumar tres puntos de una tacada, algo que no consigue desde hace nueve jornadas (23 de marzo), cuando le complicó la vida al Castilla en la segunda y última alegría completa que protagonizaba de la mano de Lluís Carreras. Desde entonces, solo ha echado otros cuatro puntos a la hucha y siempre a través de empates agridulces.

El problema es que para festejar la salvación con una jornada de adelanto hará falta mirar a otros tres campos además de asfixiar a Las Palmas. Concretamente, es necesario que ni Castilla, ni Girona, ni Alavés se impongan en sus duelos ante Sabadell, Ponferradina y Numancia. De esta forma, si se introducen en la coctelera esos cuatro partidos marcados en rojo (ahí no se incluiría el encuentro entre un Hércules casi condenado ni el del Jaén, que continúa por encima de los baleares) se extraen hasta 81 combinaciones distintas de resultados, de las que solo 8 servirían para que el equipo renueve su inscripción en la categoría de plata del curso que viene. O lo que es lo mismo, tiene un 9,87% de opciones de salvarse el próximo fin de semana sin necesidad de llegar a la jornada definitiva.

En esa dirección, parece que los mayores inconvenientes los encontrará en el partido del Alavés, que se la juega en casa frente a un Numancia matemáticamente a salvo tras superar a Ponferradina y Deportivo. El Castilla, en cambio, recibe en el Di Stéfano a un Sabadell lanzado que fantasea incluso con disputar la promoción de ascenso y el Girona, por su parte, irrumpe en el Toralín para medirse a una Ponferradina que quiere resolver de manera oficial la temporada.

El Mallorca, no obstante, se presenta a un final de curso particularmente movido por el tipo de adversario que va a encontrarse, ya que tanto Las Palmas como Córdoba andan instalados en el vagón de cabeza y necesitan seguir llenando el depósito para no perder el paso.

En cuanto a sus compañeros de viaje, tampoco el Jaén tendrá un viaje cómodo. Malgastada el domingo una bala de plata al caer contra la Ponferradina, la formación andaluza tiene que desplazarse a Riazor, donde aguarda un Deportivo ansioso por certificar su ascenso, y recibir al Alavés en un episodio final con los sobresaltos garantizados. A su vez, el Girona podría beneficiarse de una hipotética relajación del Deportivo si éste ha sellado el salto a Primera antes de la última jornada, mientras que el Castilla competirá contra dos aspirantes a dar la sorpresa: Sabadell y Murcia.

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