Panorámica del estadio de Son Moix durante un partido del Mallorca. Pese a la importancia del encuentro del sábado entre el conjunto balear y el Jaén, el recinto del Camí dels Reis podría presentar un mal aspecto al coincidir con la final por el título de Liga en Primera División. | CARLOS ROMASN

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La gran final de este fin de semana se juega en Son Moix. La negativa de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) a cambiar del horario del partido del sábado entre el Mallorca y el Jaén, va a propiciar que la confrontación que le espera al conjunto bermellón en su agónica carrera por la permanencia coincida con la última batalla por el título en Primera División. Mientras el planeta fútbol, prácticamente en su totalidad, observe lo que ocurra entre Barcelona y Atlético de Madrid, a doscientos kilómetros del Camp Nou y en una esquina del mapa futbolístico, el equipo de Lluís Carreras, con la cara magullada y el alma encogida, peleará por seguir respirando con el apoyo de sus aficionados más fieles.

La configuración de la jornada y el hecho de que el partido más importante de las últimas décadas se solape con la coronación del próximo monarca del fútbol español supone un obstáculo añadido para el Mallorca, que probablemente no podrá contar en las gradas con todo el apoyo que había previsto mientras salía de Los Pajaritos. Una vez conocido que la máxima categoría completaría su rompecabezas al mismo tiempo que le daría la bienvenida al Jaén, el club trató de maniobrar solicitando a la Liga un cambio de horario (la idea era retrasarlo a las 20.30 o 21.00 horas) que permitiría a los aficionados disfrutar de los dos grandes partidos de la tarde del sábado. Sin embargo, el organismo presidido por Javier Tebas le comunicó «la imposibilidad del cambio» aduciendo motivos «televisivos y de retransmisión».

El club, que en cualquier caso espera sentirse abrigado por el mallorquinismo más militante, ha querido incentivar la asistencia y ofrece dos entradas gratuitas a todos sus abonados, además de poner a disposición de todo el público localidades a un precio de cinco euros, en cualquier grada y según la disponibilidad. La idea es tener un aliado en las tribunas que ayude al equipo a reencontrarse con la victoria después de siete jornadas -ya ha igualado su peor racha en ese sentido y en la anterior ocasión la rompió precisamente a su séptimo intento, a costa del Tenerife- y a optar a una mejor posición en la pelea por mantenerse en pie.

«Es un partido muy, muy importante», explicaba ayer Álex Moreno. «Ahora toca dar este salto y aprovecharlo. Quedan partidos complicados y que hay que ganar obligatoriamente contra rivales de la parte baja. Las cosas están muy apretadas y los equipos están dando todo para salvarse, que es lo más importante ahora. Nosotros también tenemos que hacerlo en este tramo final si queremos salvarnos, que es el objetivo», aclaraba.

El extremo catalán, incorporado el pasado verano del Llagostera, se pronunció también acerca de esa coincidencia horaria con el partido entre Barça y Atlético. «El cambio hubiera sido mucho mejor para que la gente venga a animar al equipo al campo y estén dando ánimo y fuerza. Pero acudan o no los aficionados hay que estar centrados en el partido. Nosotros entrenamos durante la semana para que llegue el encuentro, ganar los tres puntos y hacerlo cuanto antes mejor. Nosotros no pensamos en el título de Liga en Primera».

Álex Moreno también abundó en uno de los principales problemas que está sufriendo el Mallorca, su fragilidad mental ante las dificultades que se presentan en pleno combate. «Después de partidos no ganados y una dinámica mala, quieras o no sales al campo pensado cosas que te hacer llevar el miedo encima. Cuando arrastras una mala dinámica tienes que hacer algo para cambiarla. El punto fuera hace que ganando este fin de semana se cambie la tendencia», explicaba. «Durante la semana estamos bien, pero el desgaste del partido depende de lo que tengas de dar. Este fin de semana se notará menos desgaste físico porque deberíamos tener más el balón. En Soria hicimos lo más difícil que es ponernos por delante. Llevamos una racha de goles que no es buena, y adelantarse jugando fuera de casa era lo más difícil. Podíamos haber puesto el dos a cero, pero llegó el uno a uno», recordaba.