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Mallorca 0 - 0 Recreativo

Mallorca: Miño; Nsue, Agus, Ximo, Bigas; Riverola (Martí, min. 54), Thomas, Generelo, Alfaro (Razzagui, min. 66); Marco Asensio y Tomer Hemed (Geijo, min. 81).

Recreativo: Jesús Cabrero; Cifu, Morcillo, Zamora, Toño; Joselu, Montoro (Arana, min. 58), Dimas, Antón; Jorge Larena (Vega, min. 79) y Linares (Valle, min. 74).

Árbitro: Valdés Aller (comité castellano leonés). Expulsó a Zamora con tarjeta roja directa en el minuto 84. Amonestó a Montoro, Cabrero, Generelo y Bigas.

Un retraso de cuarenta y cinco minutos impidió al Mallorca subirse a un vuelo que le hubiera dejado junto a la frontera del playoff. Con un color más saludable aunque víctima de la misma mecánica de casi siempre, el conjunto bermellón limitó el compás de su caminata tras presentarse un tiempo tarde al partido. Después de un asalto prácticamente en blanco y guiado otra vez por el faro de Son Bibiloni, el equipo de Carreras se quitó el pijama en el descanso para arrinconar a un Recreativo que había llegado a Son Moix con el cuerpo amoratado. El problema, que ya empieza a ser crónico, es que su obra volvió a quedarse a medias, con todo lo que eso arrastra. O que pese a empalmar su cuarta jornada en pie, permanecerá al otro lado de la valla, a merced de sus compañeros de viaje (0-0).

Empeñado en perpetuar una de sus más feas costumbres, el Mallorca prescindió de la mitad de su tiempo. Afortunadamente para sus intereses, también lo hizo su invitado, que solo se apresuró a abrir los ojos cuando vio que se le echaba encima el intermedio. Porque hasta entonces, nadie había reparado en si se habían instalado las porterías. O, menos aún, en quién habitaba bajo el larguero.

Formato reducido

El partido, pese a ofrecerse en formato reducido, demostró que ahora mismo el Mallorca es Marco Asensio. La candidatura al ascenso, que varía de tamaño semana a semana, se concentra en las botas del juvenil, que en medio del desierto es capaz de proyectar una luz especial. De hecho, el canterano fue el único que se atrevió a fundir esa capa de escarcha que cubría el encuentro desde su apertura. Con el Mallorca anestesiado y fiándolo todo al gran heredero, el Recreativo se quitó las legañas tras la primera media hora y buscó un agujero en la coraza balear que le ayudara a rehabilitarse. Con poco, casi lo consigue. Primero con una parábola de Linares que casi sorprende a Miño. Y luego, tras un defectuoso pase en horizontal de Generelo que pilló despistado a Agus. Solo la velocidad de Ximo, que apareció de debajo del césped para rebañar el cuero, esquivó un golpe que desde el punto de vista psicológico podría haber tenido un efecto devastador.

Cuando los dos equipos volvieron al tapete, el campo seguía inclinado hacia el fondo sur. Y así estuvo hasta que se apagaron los focos, a pesar de que el marcador no lo reflejara. El Mallorca, acicalado y mucho mejor vestido, fijó la diana frente a la portería de Cabrero y se decidió a reventar el partido. Sin un modelo muy definido pero con Marco al frente de todas sus operaciones, el cuadro isleño, poco a poco, se fue regenerando. El propio Asensio, con un gran lanzamiento de falta, probó por primera vez la firmeza de los guantes de Cabrero y el equipo se quitó un peso de encima. Sobre todo después de que el canterano, en el punto culminante de su función, volviera a sacar la varita para habilitar a Martí con un pase de dibujos animados que el capitán no supo afilar y que acabó con el balón estampado sobre el cuerpo de Cabrero.

En plena estampida final, Geijo forzó la expulsión de Zamora y abrió un breve capítulo a la esperanza aunque, curiosamente, ahí se acabó el partido para el Mallorca, que no supo nadar en la superioridad y acabó enredado en sus propias prisas.