José Luis Oltra, durante la rueda de prensa de ayer en Son Bibiloni. | Tolo Jaume

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Después de toda la semana aguardando en el patíbulo la llegada del verdugo, de ver cómo su continuidad en el banquillo obedece únicamente a la falta de consenso para su sustituto, José Luis Oltra llega hoy al día del juicio final. El técnico valenciano expondrá esta tarde en Anduva su destino a los ojos del mallorquinismo. Su futuro en el banquillo del Mallorca depende de la aptitud y actitud que muestren hoy sus jugadores en Miranda de Ebro.

En el feudo del colista, el entrenador con más vidas en la historia de la entidad -será la séptima vez que afronte un partido sobre el alambre- se volverá a jugar el cargo. Desde el club han tratado a Oltra como un guiñapo.

Destituido oficiosamente tras la derrota frente al Hércules y resucitado dos días después -Serra apostó por Carreras y Claassen, por Nadal-, el preparador ha tratado de aislarse de una situación kafkiana, aunque su tono de voz en la rueda de prensa de ayer delata su estado de ánimo.

Problemas

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Pese a todos los obstáculos que desde las entrañas de la entidad han puesto en el camino de Oltra, el entrenador valenciano quiere mantener la fe. Ganar en Mallorca supondría una inyección de oxígeno notable para sus pulmones, aunque no aliviaría todos los problemas de un club que desprende un preocupante aroma.

Con un presidente denunciando a la Grada Jove -ha pedido perdón y retirado la demanda-, un director deportivo que se estrena -Toni Prats por el dimitido Serra Ferrer-; un entrenador linchado públicamente por sus propios jefes; con una situación económica preocupante -faltan 5 millones de euros para acabar la temporada- y una afición que se moviliza para una protesta masiva el próximo sábado en Son Moix... La crisis es total.

En medio de este incendio, con el fuego visible por todas las ventanas de la institución, el Mallorca intentará recuperar el mando de la situación y salir del pozo. La derrota, al margen de desembocar en la destitución de Oltra, alejaría al grupo balear de su principal objetivo, el ascenso directo, de forma notable. La victoria, en cambio, la mantendría con vida. Incluso podría impulsarle hasta la zona de playoff por primera vez en lo que llevamos de temporada.

Al margen de cábalas, de números o de futurología, el equipo balear debe mostrar un cambio radical de imagen. De actitud. Con las bajas de Bigas y Antonio López, Oltra deberá recomponer el dibujo. Es previsible que apueste por Nunes -será una tarde de fútbol directo y juego aéreo- y Kevin. El resto de la pizarra apenas sufrirá modificaciones en un escenario que no admite especulaciones. Oltra se la juega en un campo que resume la esencia de Segunda. Es ganar, ganar o ganar para el técnico.