José Luis Oltra, en una imagen de archivo. | Pere Bota - ultimahora.es

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José Luis Oltra conserva la fe. En su decálogo, en el equipo y en ese final feliz con el que fantasea desde que se puso por primera vez el chándal del Mallorca, allá por el mes de julio. Mientras apura una de sus semanas más agitadas y se asoma a un partido que podría resultar definitivo para su futuro y el del proyecto, el técnico no pierde el paso.

Asegura que nada ha alterado su metodología de trabajo y afirma sentirse respaldado por todos los estamentos del club, incluida la dirección deportiva. De hecho, el valenciano, obsesionado únicamente con la visita al municipal de Santo Domingo, está convencido de que el equipo alzará el vuelo antes de agotar la pista de despegue.

«He trabajado exactamente igual que otras semanas», destaca Oltra al ser interrogado por todo lo que ha sucedido a raíz de la derrota ante el Sporting. «Lo que prima, lo que está por encima de todo, es el Mallorca. Me preocupa que mejore nuestro rendimiento, que tenga continuidad, que sea intenso, que transmita cosas y, sobre todo, que gane. Mi futuro va ligado al del Mallorca y espero estar mucho tiempo aquí. Tengo el pleno convencimiento. Creo en la plantilla, creo mucho en mi trabajo y me gustaría que todo el club y el entorno también lo hicieran. Creo también que vamos a competir bien, que es lo importante y lo que me preocupa. Además, tengo que predicar con el ejemplo. A los futbolistas, antes de cada partido, les digo que deben hacerlo para estar centrados en la tarea y debemos seguir con eso», argumenta.

Impermeabilizado

Oltra recuerda además que una de las razones que le ayudan a impermeabilizarse apunta a que la situación actual «no es nueva». Básicamente, porque en lo que va de curso ya ha contemplado de cerca la guillotina en varias ocasiones.

«¿Qué me da a mí preocuparme de lo que se diga aquí o allá? Tengo que centrarme en lo que pueda ser bueno para el grupo y no creo que esta semana los jugadores hayan notado nada distinto. He visto los mismos partidos que el rival, he seguido las mismas rutinas, no ha variado la forma de dirigir y lo que debo transmitir es lo que siento: tranquilidad absoluta y confianza. Soy el primer autocrítico y el más interesado en que esto mejore, pero la única manera es trabajar y como confío tanto en el grupo como en el trabajo que hago, debo hacerlo igual».

Para el entrenador, los vaivenes de los últimos días tampoco salpicarán el tapete: «No tengo esa sensación y espero que no la tengan los jugadores. No deberían verse afectados por ninguna situación externa», destaca.

El preparador valenciano tampoco aprecia un deterioro en sus relaciones con Llorenç Serra Ferrer, que el pasado lunes, durante la presentación de Razza, fue incapaz de garantizar la presencia de Oltra en el partido ante el Alcorcón de mañana.

«Estoy muy en contacto con el director deportivo y si hay alguien que puede entender a un técnico es precisamente quién ha sido entrenador. Hablamos cada semana y cuando estas cosas se hacen en público se lleva a un debate y a una opinión que a veces no ayuda. Todos los lunes conversamos, pero nadie se entera, pero cuando sale se magnifica. Por eso intento estar al margen y aislarme. Y ganar, porque con las victorias se disipa todo», alega.

Precaución

En plena tormenta, el Mallorca se tomará el pulso ante un Alcorcón que estrena técnico y que también está obligado a dar un golpe sobre la mesa para seguir descolgándose hacia la zona de peligro. «Lo que suele pasar al inicio de un cambio de técnico es que hay una pequeña revolución, al menos en cuanto a carácter, intensidad o esfuerzo. El Alcorcón ya es un equipo que en su ADN te habla de generosidad en el esfuerzo. Hay que ganar o ganar. Ganar y ganar y volver a ganar. Y ganar».