Imagen de la mesa presidencial ayer en Son Moix. De izquierda a derecha: Pedro Terrasa, Biel Cerdà, Julià Mir, Llorenç Serra Ferrer y José Luis Oltra. Fotos: TERESA AYUGA.

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El encuentro anual de la Asociación de Veteranos del Real Mallorac ha llegado en plena guerra fría entre Serra Ferrer y Gabriel Cerdà. La comida previa a las fiestas de Navidad dejó un almuerzo frío, no precisamente porque el 'arròs brut' y la 'porcella' no estuvieran en su punto ni mucho menos, todo lo contrario. El ágape fue exquisito.

La frialdad estuvo localizada en la escenografía del acto que suponía el primer encuentro público entre el presidente del consejo y el máximo accionista. No se cruzaron la mirada, mucho menos la mano, no hubo un gesto de proximidad, ni que denotara que la tensión entre ambos se había rebajado. Nada.

Las cámaras de televisión y los objetivos de los fotógrafos seguían al detalle cada movimiento de ambos porque en el Mallorca se hace imprescindible interpretar los gestos porque se duda de las palabras, de los mensajes, de las filtraciones, de las intenciones. De todo. Solo los gestos pueden ser un primer aliado para conocer el estado de la crisis y por lo visto ayer durante el almuerzo en el salón de trofeos de Son Moix, el combate sigue al rojo vivo.

Durante las cerca de dos horas que duró la comida los apoderados no se dirigieron la palabra y entre ellos se instaló un muro virtual. El protocolo los situó como es lógico en la misma mesa, pero entre uno y otro se ubicó Julià Mir. El entrenador José Luis Oltra, los consejeros Pedro Terrasa y Pep Roig y también el presidente del IME, Fernando Gilet, completaron la mesa sobre la que se focalizó toda la atención los momentos previos al inicio de la comida.

La evidente tensión inicial dio paso poco a poco a la calma, pero solo virtual porque durante toda la celebración ni Cerdà ni tampoco Serra encontraron motivos para dirigirse la palabra, ni tan siquiera la mirada. Si se analiza este gesto puede entenderse que ambos apoderados son en estos momentos dos islas en Son Moix. Se ven en las oficinas, en los pasillos, posiblemente hablen, pero no están para comidas ni cenas, aunque por desgracia para ambos la crisis global ha explotado en plenas fiestas navideñas.

Así son las guerras, crueles hasta en las fechas en que empiezan. Ayer fue una tregua en plena batalla, fue un encuentro frío, gélido. Se guardaron las formas, pero los gestos delataron la realidad.

«Desde nuestra posición debemos ayudar al club a regresar a Primera División, esa es nuestra misión»

Julià Mir, presidente de la Asociación de Veteranos