Nsue conduce el balón durante el partido. | Jaume Morey

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Mallorca 0 - 0 Numancia

Mallorca: Miño; Ximo, Geromel, Nunes, Kevin; Nsue, Thomas, Martí Riverola (Alex Vallejo, min. 37), Alex Moreno; Alfaro (Víctor Casadesús, min. 62) y Gerard Moreno (Alex Geijo, min. 76)

Numancia: Biel Ribas; Akapo, Gaffoor, Juanma, Ripa (Bonilla, min. 70); Antonio Tomás (Palanca, min. 57), Regalón; Bedoya, Julio Álvarez, Vicente; Natalio (Sergi Enrich, min. 66).

Árbitro: Medié Jiménez (colegio catalán).Expulsó por doble tarjeta amarilla al mallorquinista Thomas (min. 30). Amonestó a Álex Vallejo, Akapo, Juanma.

Por raro que pueda sonar, el Mallorca ha ralentizado su escalada al tiempo que daba otro paso hacia la madurez. El equipo de Oltra sigue siendo incapaz de conectar más de dos victorias seguidas, pero ha corregido sus defectos más groseros y proyecta otra imagen. Más sólida, más unánime, más convincente. Sobre todo en defensa, donde casi todos sus cortes empiezan a cicatrizar. Lastrado de nuevo por una expulsión absurda que le obligó a caminar en inferioridad en dos terceras partes del encuentro, el conjunto balear ofreció su versión más competitiva y abrochó la jornada con solo un punto en la bolsa, aunque también con la sensación de que continúa desarrollándose. Con la percepción de que, seguramente, haya tomado el camino correcto (0-0).

El partido había amanecido encapotado para el Mallorca, ampliamente superado durante las presentaciones por un Numancia agarrado a la clase de Julio Álvarez. Acomodado en la posición de enganche, camuflado entre las líneas más rezagadas del cuadro local, el hispano-venezolano activó el interruptor y metió en un lío al equipo isleño, que se vio forzado a nadar contra la corriente. De todas formas, también ahí fabricó ocasiones para rajar la cita. Primero, durante un careo entre Biel Ribas y Nsue en el que se impuso con autoridad el guardameta del conjunto soriano. Y diez minutos después, con otro mano a mano en el que a Gerard, incomprensiblemente, se le hizo de noche. Entre una ofensiva y otra, también el Numancia pudo hacer daño. Especialmente por medio del propio Julio Álvarez, al que se le movió el punto de mira a la hora de culminar una internada de Bedoya por el flanco derecho.

Con el pulso en ebullición, el Mallorca se despeñó y acabó en una zanja. O eso parecía. A Thomas se le cayó la brújula y cometió dos faltas (la segunda particularmente aparatosa) en una estrecha franja de tiempo que le enviaron a la ducha. La escuadra de Oltra quedaba descabezada y mostrando un amplio boquete en el centro del campo. Con una hora por delante y bajo el gobierno soriano, la inferioridad parecía insalvable, definitiva.

Con el partido a oscuras, el Mallorca dio un paso al frente. Oltra sacrificó a Riverola, que seguramente estaba cosiendo sus mejores minutos como bermellón, y le cedió su asiento a Álex Vallejo. El vitoriano echó el ancla, rodeó a Julio Álvarez y pasó a gestionar el tráfico del centro del campo. El equipo se serenó, controló el amago de incendio y llegó ileso al entretiempo.

Después del descanso, los dos equipos se revolvieron en un intercambio de golpes que pudo haber caído hacia cualquier costado. Lo inició el Mallorca, que acarició el gol tras un embrollo en el área justo al inicio del segundo acto, y lo zanjó Geromel, pisando el tiempo añadido, atajando una de las mejores ocasiones del Numancia. Sorprendentemente, las puertas estaban selladas y el punto a salvo.