Los jugadores del Mallorca celebran el segundo gol del partido. | Pere Bota

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Mallorca 2 - 0 Real Madrid Castilla

Mallorca: Miño, Ximo, Thomas, Nsue, Gerard, Íñigo, Miguel García, Nunes, Bigas, Víctor y Martí.

Real Madrid Castilla: Pacheco, Llorente, Casado, Mascarell, Jose Rodríguez, Lucas, Cristian, Cabrera, Pulido, Romero y Raúl de Tomás.

Goles: 1-0, min.6: Nsue; 2-0, min.38: Gerard Moreno.

Arbitro: Arias López (comité cántabro). Amonestó a De Tomás, Nunes, Mascarell, Víctor, Riverola.

Empieza a disfrutar el Mallorca de esos rayos de sol que iluminan la parte alta de la clasificación. Tras diez jornadas de sufrimiento y rodaje, parece alcanzar el equipo de Oltra la cadencia adecuada. O al menos así lo anuncian sus cifras, que le sitúan a las puertas del cielo por primera vez en lo que va de temporada. Frente el Castilla, un equipo maltratado al que la competición le está dando la espalda, cosió el mejor tiempo posible, aceleró el papeleo que certificaba su quinta victoria en siete encuentros y le aplicó silicona a su parcela para disfrutar, al fin, de un cierre de combate plácido y sosegado. Atendiendo a los números, crece la sensación de que la tormenta se aleja (2-0).

El Mallorca opositó al triunfo con el semblante algo cambiado. Oltra invirtió a sus laterales, reforzó las paredes de la sala de máquinas con Martí y alejó de la arena a Alfaro, penalizado por su escaso rendimiento en las funciones que había representado. Y lo cierto es que sus movimientos desembocaron rápidamente en ganancias. Sin embargo, el detonador lo activaron entre Pacheco, Casado y Emilio Nsue, que cazó al vuelo un balón perdido en las alturas tras un centro defectuoso de Víctor. El mallorquín cabeceó sin mucho ángulo y descorchó la botella (minuto 5).

Evidentemente, el gol ayudó a que el Mallorca gestionara el encuentro a su gusto y a que el plan de Oltra ganara peso y consistencia. Aunque Omar y José Rodríguez se esforzaban en darle sentido al manual del Castilla, el doble pivote bermellón manejaba los hilos del encuentro y a la derecha Ximo ya había extendido la alfombra. El motor estaba en marcha.

Con espacios y capacidad para salir al contragolpe, el Mallorca se sintió especialmente cómodo y proyectó su imagen más aplastante. De todas formas, también es cierto que acumuló un montón de problemas sobre el raíl izquierdo. El Castilla apreció enseguida la fuga que sufrían los isleños por el costado de Miguel García e incrementaron la productividad por esa zona, en la que además emergía su mejor hombre: Lucas Vázquez. A partir de ahí, tejió sus mejores acciones el bloque de Toril, al que le faltó puntería y carácter frente a los ojos de Rubén Miño.

Mientras tanto, el Mallorca mordía. En una de esas aproximaciones blancas que acabó con un tiro al aire, Miño encontró a Gerard y en apenas tres conexiones el equipo trazó una oportunidad gigantesca que murió contra el poste después de que Pacheco enmendara su error inicial desviando lo justo el remate de Víctor. Pero cinco minutos y una ocasión de Lucas después, otra excelsa acción colectiva, ahora con Nsue, Ximo y Gerard como protagonistas, acabó con la bola en la red y el partido a punto caramelo.

Tras el descanso el partido se serenó y si bien existía la amenaza de que un gol del Castilla pusiera a temblar al Mallorca, los de Oltra aguantaron el pie para seguir avanzando entre la trinchera.