El capitán del Mallorca, José Carlos de Araujo Nunes, en una imagen captada en la entrada a las instalaciones de la ciudad deportiva Antonio Asensio. | Monserrat

TW
1

José Carlos de Araujo Nunes (Castelo de Paiva, 1977) sigue ejerciendo como una de las columnas principales del vestuario del Mallorca. Ni las lesiones, ni el descenso, ni el paso de los años han reducido el papel del portugués, que poco a poco va eliminando esas dudas que le acompañaban en los últimos tiempos para consolidarse, otra vez, en la franja central de la defensa rojinegra. De momento y más allá del brazalete, Nunes sigue siendo un jugador básico en la caseta mallorquinista. Tras dos temporadas en las que las lesiones habían limitado su participación y su rendimiento, la reforma de la zaga no le ha afectado y Oltra conserva su rol en un grupo que en sus últimas representaciones ha empezado a abrirse paso entre la maleza. Archivados seis fascículos del campeonato, el central luso ha disputado cinco partidos completos como titular y solo presenció desde el banquillo la debacle ante el Murcia. Además, parece que su nivel de juego y el de sus socios de la zaga va en aumento. El pasado fin de semana, por primera vez en todo el curso, mantuvieron sellada la portería defendida por Rubén Miño y el equipo agarró una victoria que debería suponer un punto de partida hacia los puestos altos de la clasificación.

Confianza

«Las victorias hacen que el grupo se anime, esté más motivado y que la presión sea menor», destacaba ayer Nunes, consciente de que el mayor problema del Mallorca hasta ahora tenía que ver con la confianza del plantel. Pese a todo, el capitán es precavido. «Sabemos que hemos mejorado y hemos conseguido puntos, pero queda un mundo todavía. Si queremos ascender hay que ganar los partidos de casa y los de fuera. Hay que ir partido a partido, y sumar siempre de tres en tres», recuerda.

Sea como sea, los siete puntos recopilados ante Alcorcón, Hércules y Mirandés han renovado el ánimo del equipo, demasiado deteriorado desde la temporada anterior. «Cuando uno no ve recoger los frutos de su trabajo es normal que esté triste, y el vestuario lo siente», admite Nunes en esa misma dirección. «Nosotros sabemos que las derrotas te hacen estar más serio y las victorias lo cambian un poco todo, pero lo que no puede cambiar es la responsabilidad de ganar cada partido y pensar que lo hacemos todo bien. Debemos estar animados», cree.

No obstante, Nunes insiste desde el atril de la capitanía en que al Mallorca todavía le queda un largo camino por delante hasta alcanzar la velocidad de crucero y afianzarse como un candidato real al ascenso. «Falta aún cambiar un poco más la dinámica y estar un poco más tranquilos y asegurar los resultados», advierte. «Hicimos una primera mitad en la que pudimos haber metido más de un gol, y con el 1 a 0 el rival sabe que con un gol está en el partido. Pero con el resultado y los puntos llegaremos a tener esta tranquilidad que necesitamos», confía el defensa portugués. «Cuando se gana siempre hay que cambiar cosas que se pueden mejorar. Defensivamente podemos estar mejor, pero es la propia dinámica», insiste.

Con casi 230 encuentros como bermellón -es el miembro de la plantilla con más recorrido y uno de los más destacados en la vida del club-, Nunes tampoco ha tenido problemas a la hora de cambiar el chip. El club apostó por su veteranía, la de Aouate y la de Martí a la hora de trazar el camino de vuelta a Primera División. Con todo lo que eso implica.

Una de las consecuencias del cambio de decorado es que el domingo, después de ocho temporadas midiéndose al Barcelona, le tocará cruzarse por primera vez con su filial en un terreno desconocido. «Sabemos que es una escuela de toque, con gente joven de calidad y con desborde, es su filisofia de juego. Son un equipo peligroso con gente rápida, ofensiva, y tanto en su estadio como fuera, hace un buen juego. Tiene a jugadores que quieren enseñar su potencial y que seguro que en unos años estarán en Primera. Ahora toca jugar con el filial y hacerlo bien allí», sentencia.

Pedro Bigas evoluciona favorablemente del esguince que sufría en la rodilla derecha que le mantuvo alejado de la rutina del grupo la semana pasada y ayer volvió a unirse al resto de sus compañeros en los campos de Son Bibiloni. El mallorquín, intocable para José Luis Oltra, se perdió la visita del Mirandés (además de las molestias estaba sancionado), pero podría reaparecer en el Mini Estadi si su evolución se mantiene en los próximos días.

Pasa a la página siguiente

Viene de la página anterior