El Mallorca encara el partido con la necesidad de puntuar.

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Apenas ha transcurrido un mes desde que se abrió el candado del campeonato y José Luis Oltra ya camina como un funambulista por el alambre del Mallorca. Sepultado por las derrotas, azotado por la imagen y descosido por las goleadas, el técnico valenciano y su proyecto pasan hoy (18.00 horas, la Sexta) una prueba de fuego en Alicante. Desde que el Alcorcón empujó al grupo balear a su cuarto bochorno del curso –en cinco partidos oficiales–, la mecha de una posible destitución de Oltra se ha extendido a una velocidad de vértigo. Anteayer, Gabriel Cerdà le ratificó en el cargo –la antesala de un cese– y el técnico admitió minutos más tarde que «no entendería» que le cesaran tras la quinta jornada del curso. Así de simple. Así de cruel.

Anda el Mallorca metido en una situación extraña. En un laberinto. El pasado sábado asomó la cabeza con su primer triunfo del campeonato, pero tres días después, sobre el mismo escenario y el mismo enemigo, el Alcorcón destapó de nuevo todas las carencias en el duelo de Copa. Aquella derrota provocó la catarata de informaciones. Un día se filtra que ya está sondeando nombres para el banquillo –se habla de Manolo Jiménez– y horas después los gestores hablan de confianza en el trabajo de su entrenador. Tan añejo como el propio fútbol. Y es que es un momento difícil para el club, que vive momentos de indeterminación. Tal vez el que más claro lo tiene es el técnico, que no ha dudado en asegurar que lo único que le importa a estas alturas es recuperar las sensaciones y, por supuesto, ganar un partido. El resto, no está en sus manos.

Más allá de nombres, de que Rubén Miño tendrá otra oportunidad por la ausencia de Aouate –se quedó en la Isla por el Yon Kipur y unas molestias–, de la vuelta al once de Ximo y de la posible titularidad de Alex Moreno, el Mallorca debe dar un puñetazo encima de la mesa y alzar la voz. Olvidarse de etiquetas, de favoritismos y bajar al fango, donde se demuestra la categoría de un equipo. Ya habrá tiempo para los fastos. Ahora convendría ahuyentar a los fantasmas.
La leve mejoría que ofreció el Mallorca en el partido liguero ante el Alcorcón ha invitado al técnico a mantener el mismo dibujo y los mismos linajes, a excepción de algunos retoques. Oltra copiará la pareja de centrales (Nunes-Bigas); juntará en el doble pivote al músculo de Thomas y la brújula de Iñigo Pérez, con Nsue y Alex Moreno por las orillas. Arriba, Gerard Moreno es intocable. El delantero cedido por el Villarreal es el faro ofensivo del bloque –suma 3 goles– y se ha ganado a pulso la titularidad.

El Hércules, al que superaría el conjunto balear si amasa los tres puntos, no ha perdido en su estadio (empató ante el Zaragoza y ganó al Castilla), es un equipo hecho a la categoría, con veteranos de relumbrón (Portillo, De Lucas, Paco Peña, Héctor Yuste...) que espera mantener el pulso y pelear por la zona noble. El destino de Oltra se pone en juego.