Oltra, en una imagen de archivo. | Jaume Morey

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En apenas un mes, el discurso de Oltra parece agotado. Las tres goleadas en el campeonato de Segunda División, la humillación copera del pasado martes ante el Alcorcón y su posterior rueda de prensa, donde transmitió la sensación de haber arrojado la toalla, parece haber condenado al entrenador valenciano, que el próximo domingo se juega una porción notable de su futuro en el banquillo del Real Mallorca.

Después de la jornada de descanso de ayer, el entrenador valenciano volverá hoy a enfundarse el chándal con la intención de alterar el destino. Oltra confía en la reacción del grupo, en que sus jugadores demuestren ante el Hércules que pueden recuperar el rumbo de una temporada que ha nacido torcida. Como nadie esperaba. Al menos con la idea de alzar el vuelo prepara el encuentro de pasado mañana Oltra, que hoy dará la cara en la comparecencia previa. Sobre la mesa, todas las noticias aparecidas en estas últimas horas sobre su continuidad. El entrenador no ha querido pronunciarse en relación a su futuro porque «no es mi trabajo». Sin embargo, lo que hace una semana era un run run ahora es una realidad. La derrota frente al Alcorcón ha escocido de forma notable, sobre todo por la desidia mostrada por los futbolistas. De hecho, más allá de los resultados, los gestores del club le achacan a Oltra cierta blandura a la hora de manejar el grupo. Hoy tendrá la palabra.